Seguro que conoces esa sensación. Te planteas o se te plantea un proyecto novedoso, te ilusionas, pones todos tus esfuerzos en llevarlo a cabo, haces todo lo que puedes porque salga adelante de la mejor manera posible, ves cómo consigues los objetivos que se te plantean, te sientes cómodo con lo que haces y llega ese momento en el que te empiezas a aburrir. Pierdes la ilusión, la fuerza, las ganas y te preguntas
¿Y ahora qué?
Todos necesitamos un motor en nuestra vida. Una razón por la que levantarnos por la mañana. Algo que nos haga esforzarnos y mejorar. Cada persona tendrá un motor diferente y todos serán válidos. Mantener a los hijos cuidados y sanos, ser el que llega antes a trabajar, pasear cada mañana al perro, desayunar con unos amigos una vez a la semana, emprender nuevos proyectos, estudiar e investigar... Todos son válidos si te ilusionan y te hacen querer mejorar y superarte.
¿Quién quieres ser? ¿Qué tienes que hacer para conseguirlo? ¿Para qué quieres hacerlo?
Si quieres que una planta siga creciendo, no dejes de cuidarla, regarla, limpiarla y estar pendiente a sus necesidades.