España ha ejercido la democracia, el pueblo a hablado a través de las urnas, este hecho necesario para la salud de una sociedad moderna permite a sus ciudadanos construir una vida digna. El PSOE ha ganado las elecciones sobradamente, la gente ha pedido un cambio, quiere progreso ha dicho con sus papeletas, pero progreso real, efectivo, y si Sánchez no escucha esto es que algo falla. Compromiso, entrega y responsabilidad. Sólo necesita esto para gobernar bien. Únicamente así ganará la democracia. Ante la sede socialista en Ferraz, Sánchez ha escuchado a sus afiliados, a sus votantes y a sus simpatizantes gritar al unísono “sí se puede”, “no es no”, “con Rivera no”. ¿Qué necesita pues Pedro Sánchez? Paciencia, confianza y valor, porque las fuerzas económicas son muy hábiles y poderosas, y al final terminan enredando la situación en su propio beneficio. El IBEX35, los poderes económicos, las entidades financieras y los grandes medios de comunicación necesitan a Cs. Pero Sánchez tiene que saber que España, el pueblo, necesita reactivar las políticas sociales, porque sólo así podrá curar las heridas que aún mantiene abiertas tras la crisis brutal que se ha padecido y que la derecha no supo manejar. No supo o no quiso anteponer el trabajo y las personas al capital, fueron incongruentes con la impronta de los movimientos sociales y debilitaron su carga antagonista.
El PSOE, ahora más que nunca, ha de ser un ejemplo democrático, no vale con decir que se atiene a la Constitución, porque todos los partidos que componen el Congreso, ya de inicio la juran. No es ético, a la vez que no es honrado, después de beneficiarse del favor de Unidas Podemos que se apoye ahora en otro movimiento que surge de la confrontación y que reclama una sociedad cerrada, subordinada a una centralidad opresiva, violenta y amenazadora, que usa a su antojo la Constitución tomando unos artículos y desechando otros a su libre albedrío.
Hessel, escritor y diplomático francés, que participó en la Declaración de Derechos Humanos en 1948, dice que si existe un partido que está en contra de los valores que defienden los indignados de cualquier causa social, la que sea, no hay que reafirmarlo.
Ha llegado el momento de dialogar, de sentarse a debatir, de escuchar, de proponer, y de acabar con esa gran lacra que es el problema catalán, de cambiar la violencia por la palabra. De lo contrario estaría justificada la desobediencia civil, enfrentando la legalidad contra la legitimidad, ya que la legalidad impuesta va en contra de la inteligencia de Estado.
Los grandes acontecimientos fueron primero pequeños proyectos, y el partido socialista tiene ahora uno: el rescate de un pueblo dañado y la oportunidad de conciliarse de nuevo con unas ideas que había abandonado.
En definitiva, la gente le pide a Sánchez que mire a su izquierda a partir de este lunes. Decía C. S. Lewis que “todos queremos progreso, pero si estás en el camino equivocado, el progreso significa dar media vuelta y volver al camino correcto; en ese caso el hombre que vuelve más pronto es el más progresivo.” Confiemos entonces en la vuelta al ideario social de Pedro Sánchez.
La España que quieren los españoles es la España que protege a sus familias y a sus conciudadanos, el estado del bienestar y la que rechaza el clientelismo como medio hermético y oscuro para seguir gobernando y llenando la bolsa a cuenta de un pueblo pobre que nada puede hacer ante las picardías permitidas a bancos y grandes empresas, favorecidos con las oprobiosas reformas laborales y la falta de leyes que les impide seguir robando como lo hacen. Y la España que quieren algunos, es la España de tambor y pandereta, fútbol, toros y pachanga, propia de la derecha más reaccionaria y más involucionista. A ellos, el progresismo de la nación no les interesa nada, en realidad sólo les interesa el suyo; su propia riqueza, y que los pobres, en aumento año tras año, en torno ya al 40% de la población, se las compongan como puedan, porque hoy, incluso teniendo trabajo no se llega a fin de mes. El PSOE y Pedro Sánchez sólo tienen que escuchar a ese millón de hogares sin ningún ingreso que expone claramente la España que todos queremos en contra de la que esos envilecidos poderes quieren seguir teniendo para seguir sometiendo al pueblo a su exclusiva servidumbre.