De nuevo, el foco del glamour, el lujo y la exclusividad está en la Costa Azul. No es Cannes, ni siquiera es Montecarlo. Es Saint-Tropez. Una pequeña ciudad que no llega a los seis mil habitantes que asiste cada verano a la llegada, embarco, desembarco y marcha de actores, modelos, monarcas y demás flor y nata internacional. Y todo por Brigitte Bardot. Fue la actriz la que puso de moda Saint -Tropez tras protagonizar la película «Y Dios creó a la mujer». De repente, el mundo entero quería relajarse en esas playas, disfrutar de los paisajes y encontrar a Eva, o lo que es lo mismo, a Brigitte. Y a pesar de su ostracismo voluntario en su hogar, el mito erótico sigue impregnando la ciudad hasta tal punto que los souvenirs más vendidos son los que llevan su cara, lo que ha animado a BB a interponer más de una denuncia por «uso excesivo de imagen». La BB se construyó La Madrague en Saint Tropez, como Louis de Funes se hizo gendarme de esa zona, todo era muy divertido.
Pero no solo del pasado viven en este núcleo mediterráneo. La exclusividad es el mejor reclamo para los famosos que buscan relajarse en los meses estivales. Surcar sus cristalinas aguas azules en yates de lujo es el pasatiempo favorito de los venareantes. La guinda del pastel la pone Le Club 55. Situado en la playa privada de Pamplona, es uno de los locales más representativos de la ciudad gracias no sólo a su cocina, sino a su filosofía. Abierto en 1955 por Geneviève y Bernard de Colmont bajo el lema «el cliente no es el rey, es un amigo», sentarse en una de sus mesas es obligatorio para cada celebridad que ose poner un pie en este rincón galo.++++... Y Brigitte creó Saint-Tropez