José María Íñigo ya lo anunció ayer por Twitter y hoy se ha confirmado la esperada noticia. ¡Albricias y carantoñas! ¡Que forme la guardia con arma corta! !Buenafuente ha vuelto a Twitter!
Pues eso: se acabaron las chufas y su cesto y el cómico vuelve por dónde solía, eso sí, con lo que él en su web llama un “Manifiesto”, que ya es darse aires, porque si nos tomamos la molestia de echar un ojo al diccionario de la Real Academia, vemos que un manifiesto es un Escrito en que se hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general.
Hombre, el interés es más particular que general, la verdad. Vamos, el interés que tiene él de quedar bien después de su rabieta y de darle algo de empaque a su regreso. Y doctrinal sí que lo pretende ser, pero no lo consigue.
En definitiva: que no se espere autocrítica ni reflexión alguna sobre lo que hizo bien o mal en su entrevista con Sinde o en su espantá. El “Manifiesto” no es otra cosa que lo de mantenella y no enmendalla. Lo de siempre, vamos.
Eso sí, voy a coincidir con uno de los Principios Fundamentales de Buenafuente: mucho mejor un buen arroz con los amigos de verdad que dos horas en internet.
Pues sí señor. Incluso mucho mejor un café con un amigo que diez minutos leyendo manifiestos, qué quiere que le diga.