¿Y cómo no hablar? Como poco, puede que no sea suficiente... ¿lo poco que nos queda? En muchas ocasiones, la actualidad mareante esta con la que convivimos te coarta a la hora de redactar tu artículo semanal. No es un censura, a ese extremo no llegamos, pero casi lo podemos entender como una potente insinuación –con visos de imposición-. La actualidad manda, y bajo tu responsabilidad queda la rebeldía o la obediencia. El caso es que te plantas frente a la pantalla del ordenador y te preguntas: ¿y cómo no voy a hablar sobre que el libro de Belén Esteban se haya convertido en un best seller, y que haya sucedido lo mismo con la bazofia esa misógina de la sumisión? Te dicen en la panadería: al final tenemos el país que nos merecemos, que mucho hablar, pero luego todos acabamos en lo mismo, y tú tratas de pergeñar un argumento convincente, cuando otra voz, a tu espalda, dice: si da igual que compres el libro o no, si apretando el botón del mando o hablándolo ya las estás alimentando. ¿Y cómo no voy a hablar de la esa nueva de Ley de Seguridad Ciudadana, que tan bien rima con campana, y que confunde el derecho a protestar con la prohibición de protestar? Tras el anuncio, se vino el señor ministro a Andalucía, para homenajear a la Constitución. Ahora que mi hijo está aprendiendo los antónimos, creo que he encontrado un magnífico ejemplo, Constitución/Ley de Seguridad Ciudadana. ¿Tú sabes que te pueden caer treinta mil pavos si te pillan fumándote un porro? Me comenta un vecino con gesto de incredulidad, el mismo que se me queda a mí. Ni jugar a la pelota en la calle, que también está prohibido, y con multa, exclama mi vecino. Pues eso siempre ha sido muy español, quién no ha jugado un partidillo en la calle, le respondo y los dos asentimos. Y yo pregunto: ¿multarán las bullas de la Feria? Anda que no nos juntamos gente ahí, pero tela, insiste mi amigo. No les des ideas, y me despidosigue leyendo en El Día de Córdoba