Champy, un habitual lector y comentador en este blog, me pregunta a qué le llamo "una obra maestra" cuando me refiero a una película. En sentido estricto, la "obra maestra" es el ejemplo más depurado de su tipo: es decir, el filme que muestra mejor, estética, temática o genéricamente, los alcances de esa categoría en particular de cintas. Puede haber obras maestras de un género (Scarface, Hawks/1932 del cine de gansters), de un autor en específico (8 1/2/1963, la obra cumbre de Fellini) o hasta de una fórmula en específico (¿será Atracción Fatal/Lyne/1987 la obra maestra de la fórmula paranoica de la familia en peligro?: yo diría que sí).Ahora bien, no hay que confundir obras maestras con clásicos. En primera instancia, los clásicos pasan por el tamiz del tiempo: ni siquiera El Ciudadano Kane (Welles, 1941) fue un clásico automático (de hecho, si quitamos la mercadotecnia del medio, no existen los clásicos automáticos). Y en segundo lugar, los clásicos ejercen una enorme influencia en el cine por venir: son ejemplos a seguir y a a citar/saquear por las generaciones venideras. Podríamos agregar: los clásicos son obras maestras que han sobrevivido el paso del tiempo. Más aún: las huellas de los cineastas clásicos están presentes en el cine contemporáneo: el sello de Hawks, Hitchcock, Renoir, Ozu -por dar una cuarteta de nombres- sigue imprimiéndose en muchísimas cintas que vemos cada año. Y ya por último: ¿un mismo cineasta puede tener varias obras maestras en su haber? Creo que sí: en ciertos periodos, ciertos cineastas -el Allen de los 80, el Kurosawa de los 50, el Coppola de los 70- hacen una obra de tal magnitud que parece que no pueden fallar. Una obra maestra tras otra, sin respiro, sin descanso. Qué fortuna para ellos... pero más para nosotros.
Champy, un habitual lector y comentador en este blog, me pregunta a qué le llamo "una obra maestra" cuando me refiero a una película. En sentido estricto, la "obra maestra" es el ejemplo más depurado de su tipo: es decir, el filme que muestra mejor, estética, temática o genéricamente, los alcances de esa categoría en particular de cintas. Puede haber obras maestras de un género (Scarface, Hawks/1932 del cine de gansters), de un autor en específico (8 1/2/1963, la obra cumbre de Fellini) o hasta de una fórmula en específico (¿será Atracción Fatal/Lyne/1987 la obra maestra de la fórmula paranoica de la familia en peligro?: yo diría que sí).Ahora bien, no hay que confundir obras maestras con clásicos. En primera instancia, los clásicos pasan por el tamiz del tiempo: ni siquiera El Ciudadano Kane (Welles, 1941) fue un clásico automático (de hecho, si quitamos la mercadotecnia del medio, no existen los clásicos automáticos). Y en segundo lugar, los clásicos ejercen una enorme influencia en el cine por venir: son ejemplos a seguir y a a citar/saquear por las generaciones venideras. Podríamos agregar: los clásicos son obras maestras que han sobrevivido el paso del tiempo. Más aún: las huellas de los cineastas clásicos están presentes en el cine contemporáneo: el sello de Hawks, Hitchcock, Renoir, Ozu -por dar una cuarteta de nombres- sigue imprimiéndose en muchísimas cintas que vemos cada año. Y ya por último: ¿un mismo cineasta puede tener varias obras maestras en su haber? Creo que sí: en ciertos periodos, ciertos cineastas -el Allen de los 80, el Kurosawa de los 50, el Coppola de los 70- hacen una obra de tal magnitud que parece que no pueden fallar. Una obra maestra tras otra, sin respiro, sin descanso. Qué fortuna para ellos... pero más para nosotros.