El lejano país de Uvilandia, estaba lleno de viñedos y casi todos sus habitantes se dedicaban a la producción de vino. Con lo que exportaban a otros países las 15.000 familias del reino vivían cómodamente. Su príncipe, que buscaba lo mejor para sus súbditos, pensaba cómo podía rebajar algo los impuestos para que todos pudieran vivir mejor.
Un día tuvo una genial idea. Decidió abolir todos los impuestos a cambio de que una vez al año, en la época en la que se embotellaban los vinos, todos los súbditos pasaran por el palacio real con una jarra de un litro del mejor vino de su cosecha y la vaciaran en un gran tonel. Con la venta de esos 15.000 litros de vino se obtendría el dinero necesario para el presupuesto del reino. Todos alabaron la idea del rey.
Y llegó el día de la contribución. Desde temprano fueron llegando al palacio familias enteras con su jarra en la mano del cabeza de familia. Subían la larga escalera hasta lo alto del enorme tonel real y vaciaban su jarra. A media tarde, cuando el último de los campesinos vació su jarra, se supo que nadie había faltado. El tonel de 15.000 litros rebosaba.
El rey, orgulloso de su pueblo subió hasta el tonel mientras la gente le aclamaba. En una hermosa copa de cristal, herencia de sus ancestros, tomó una muestra del vino recogido. Con la copa en la mano, dijo: "Quiero compartir con ustedes la alegría de la corona por confirmar la lealtad del pueblo con su rey, y para ello brindo con la primera copa de este vino que sin duda será un néctar de los dioses al sumar las mejores uvas del mundo, trabajadas por las mejores manos del mundo".
Pero el rey se quedó helado cuando alzó la copa para brindar y notó que el líquido que había en su interior era completamente transparente. Lentamente lo acercó a su nariz y confirmó que no tenía olor alguno. Bebió un sorbo y descubrió que aquello era agua. Volvió a tomar otra copa y confirmó que el tonel estaba lleno de agua purísima.
El rey llamó a los alquimistas y enólogos del reino para que le explicaran ese misterio. ¿Qué reacción química se había producido para que la mezcla de los mejores vinos del reino se transformara en agua?. Uno de los alquimistas le dijo: "Majestad. Ni conjuro, ni reacción química. Lo que ocurrió fue que sus súbditos son humanos. Por ejemplo, Juan, que tiene uno de los mejores viñedos del reino cuando preparaba esta mañana su jarra pensó: Y si yo pusiera agua en lugar de vino, ¿quien iba a notar la diferencia?. Una jarra de agua en 15.000 litros de vino no se notaría. Y nadie lo hubiera notado, salvo por un detalle: ¡que todos los súbditos pensaron lo mismo!".
Cada persona que se atreve a cambiar puede ser un pequeño maestro, un detonador de una reacción en cadena que haga cambiar a otros para así, cambiar el mundo. ¿Cuantas veces no nos atrevemos a hacer algo porque pensamos que es inútil intentarlo?, que no se puede hacer nada porque nos sentimos insignificantes. ¡Atrévete a cambiar!. No olvides que cuando hayamos cambiado dos, ya quedamos dos menos por cambiar.
El próximo lunes 3 de diciembre tendré aquí un chat con todos los que queráis saber cosas sobre la ilusión, la felicidad, la motivación... Ya podéis mandar vuestras preguntas.