Trainwreck (Judd Apatow, 2015. EEUU): el autor de las estupendas Virgen a los 40 y Lío embarazoso y de la aceptable Hazme reír reincide en el terreno de la larga comedia romántica con cierto pedigrí, quedándose este último trabajo suyo con menos puntos que ninguna de las mencionadas, valoración que ya obtuvo su cuarto film, inmediatamente anterior a este, Si fuera fácil. Una chica (la, a decir verdad, poco atractiva Amy Schumer, pese a que hace un trabajo excelente) desarrollará, desde pequeñita y gracias a su mujeriego padre, una aversión hacia las relaciones estables, tirándose a todo aquél que se le cruza por delante, sin importarle nada más allá de un único polvo hasta que, cómo no, conozca a alguien especial. Bastante irregular, quizás sea este el film donde menos puede apreciarse la personalidad del director de Nueva York, ya que es un show de y para Amy Schumer, lo cual repercute en el resultado final, alejado de los mejores momentos de uno de los realizadores con más cosas que decir hace unos años en la industria americana. Su inicio es atronadoramente divertido, pero poco a poco se va evaporando, adentrándose en el terreno de la love comedy más al uso, el cual ya no termina de abandonar en sus más de dos horas de duración. El personaje de Tilda Swinton es delicioso. Por lo demás y junto con su anterior trabajo, de lo más sosainas del productor de la genial Supersalidos.
Trainwreck (Judd Apatow, 2015. EEUU): el autor de las estupendas Virgen a los 40 y Lío embarazoso y de la aceptable Hazme reír reincide en el terreno de la larga comedia romántica con cierto pedigrí, quedándose este último trabajo suyo con menos puntos que ninguna de las mencionadas, valoración que ya obtuvo su cuarto film, inmediatamente anterior a este, Si fuera fácil. Una chica (la, a decir verdad, poco atractiva Amy Schumer, pese a que hace un trabajo excelente) desarrollará, desde pequeñita y gracias a su mujeriego padre, una aversión hacia las relaciones estables, tirándose a todo aquél que se le cruza por delante, sin importarle nada más allá de un único polvo hasta que, cómo no, conozca a alguien especial. Bastante irregular, quizás sea este el film donde menos puede apreciarse la personalidad del director de Nueva York, ya que es un show de y para Amy Schumer, lo cual repercute en el resultado final, alejado de los mejores momentos de uno de los realizadores con más cosas que decir hace unos años en la industria americana. Su inicio es atronadoramente divertido, pero poco a poco se va evaporando, adentrándose en el terreno de la love comedy más al uso, el cual ya no termina de abandonar en sus más de dos horas de duración. El personaje de Tilda Swinton es delicioso. Por lo demás y junto con su anterior trabajo, de lo más sosainas del productor de la genial Supersalidos.