Parece que la Covid19 está encarrilada y que poco a poco va pasando a ser una enfermedad más de las que padecemos con normalidad. Deberíamos congratularnos con eso, pero el mundo sigue engrosando la lista de problemas a las que debemos enfrentarnos y que mantienen la inquietud de los ciudadanos sobre qué nos depara el futuro.
En mi opinión la inquietud número uno, que nos afecta a todos, es la CRISIS CLIMÁTICA. La escribo en mayúsculas porque creo que no se le acaba de dar la importancia que tiene, como pasa en la popular película No mires arriba (Don't look up). Vamos directos al desastre y no estamos reaccionando al ritmo que debiéramos. Este es un tema sobre el que regresaré en futuros post, por la importancia que tiene. No hay un planeta B, y sin planeta en el que vivir, no nos queda nada.
Pero es que ese no es el único problema que tenemos. Hay muchos más, y todos son urgentes y graves:
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A nivel social, la Covid ha agudizado las desigualdades a todos los niveles y en todos los países, y se han disparado los movimientos migratorios y las personas mayores se sienten discriminadas, y se han disparado los populismos, poniendo en cuestión los valores democráticos que creíamos inamovibles.
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A nivel geopolítico, estamos regresando a la guerra fría y a la política de bloques, con EEUU y China enfrentados, y la UE y Rusia alineados con cada uno de ellos. Hay quien se aterra ante el escenario posible de una Guerra Mundial. Los posibles detonadores no faltan: Ucrania, Taiwan, Corea del Norte, África, Libia...
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A nivel económico, nos hemos dado cuenta de que estamos en manos del enemigo en cuestiones como la energía (Rusia) o las cadenas de producción, los chips o las materias primas (China), y que hay que revertir, al menos en parte, la globalización. También nos estamos dando cuenta de que revertir el cambio climático será caro y difícil, y que tendrá un coste no solo económico sino social e incluso político (véase la calificación del gas y las nucleares como energía verde). Y tras la Covid muchos países han llegado a niveles altísimos de deuda pública. La UE abogaba por un tope del 60% del PIB, y ahora Italia o España superan con creces el 120%, por lo que un escenario de subida de tipos de interés nos pone los pelos de punta. Pero no están solos, porque EEUU ha alcanzado el 125% del PIB (30 billones de dólares), y eso sin contar con la aprobación del paquete social de Biden. ¿Cómo superará el sistema financiero esa situación? A muchos economistas les surgen dudas, y más con poblaciones cada vez más envejecidas, como España.
En fin, un panorama casi apocalíptico, al que ahora se une, en España, la "pertinaz sequía", como se decía en tiempos de Franco...