Y el colegio terminó

Por Sandra @sandraferrerv
Ya se ha hecho de noche. Los niños, exhaustos, duermen tranquilos en la habitación de al lado. Un día más ha terminado. Para ellos es un día más. Sobretodo para Pequeña Foquita, que aun no es muy consciente del paso del tiempo. Pero Bebé Gigante sabe que ha terminado el colegio.
Desde el momento que supimos que íbamos a ser padres, mi marido y yo teníamos claro que la educación de nuestros hijos iba a ser una prioridad. Buscamos el mejor colegio, luchamos para conseguirlo. Tuvimos la gran suerte de conseguirlo. Escoger el colegio de tus hijos no es tarea fácil porque primero tiene que gustarle a los padres pero hasta que ellos no empiezan no sabes si se adaptarán. Bebé Gigante no era un niño sociable y le costó integrarse en la rutina escolar. Verlo llorar cuando me marchaba os aseguro que no era nada fácil. Pero el esfuerzo valió la pena.
Ahora que ha terminado el colegio, hago balance y cuando pienso en mi hijo, mi bebé, que se ha convertido en una personita que ya va a la escuela, me lleno de orgullo. Ver cómo entraba en clase con su mochilita, sonriendo a sus amigos, dándome un beso a mí y a Pequeña Foquita; recogerlo con una gran sonrisa y oir en el coche de camino de vuelta a casa todas las cosas que iba aprendiendo.
Un día tras otro; una experiencia tras otra. Mi hijo ha ido creciendo como persona. Ya no es un bebé. Sus primeras letras escritas, sus primeras sumas, sus primeros trazos, sus primeras canciones en inglés.
El esfuerzo ha valido la pena.
Pero ahora, aquí, en la soledad que te dejan los pequeños cuando se quedan dormidos tras un día duro, siento una tremenda nostalgia. En estos momentos de inflexión eres más consciente del paso de los días; de cómo tus hijos van avanzando en la vida. Y me alegro por ello pero no puedo dejar de pensar en que aquellos primeros instantes de ternura con mi bebé en brazos ya nunca volverán.