Estamos ya en el ecuador de la campaña electoral y todavía no he oído nada nuevo. Todos los días son iguales con excepción de pequeñas pinceladas que hacen las jornadas mucho más interesantes. El discurso de los partidos mayoritarios siempre es el mismo. Por un lado los que van a cambiar su forma de gobernar cuando lo han tenido en las manos durante varios años y por otro, el que piensa ya como presidente de la nación, habla como gobernante de todos los españoles, se ha erigido como salvador de la patria pero todavía no sabemos nada de cómo lo va a hacer. ¡Primero tendremos que votar, digo yo! Y luego nos encontramos con esos discursos tan vacíos de contenido y con los analistas políticos que también dan lecciones gratuitas. Que si no se ha hablado de Europa, que hay algo más que los cinco millones de parados, que si da igual quién gobierne porque realmente lo hacen los mercados… Y así se repiten como un mantra. Si tanto saben, ¿por qué no se presentan ellos a las elecciones?
El viernes por la mañana leí en elconfidencial.com que en Alemania no tenían ni idea de quién era ese tal Rajoy que posiblemente gobierne España durante los próximos cuatro años y por la tarde, en un mitin en Burgos el candidato popular apuntó que Europa, o mejor, el mundo, estaba pidiendo un cambio de gobierno en España y ese cambio viene de la mano del partido popular y por ende de él. ¿En qué quedamos? La realidad está fuera de todo este circo. Menos mal que nos queda el dúo Guerra-González para hacer más llevadera la recta final de la campaña.