Y el Everest gritó ¡basta ya!

Por Siempreenmedio @Siempreblog

desnivel.com

Este fin de semana el techo del mundo crujió como nunca antes lo había hecho. La tierra se estremeció a los pies del Everest y sin compasión segó la vida de casi 4.000 personas. De un plumazo acabó con siglos de historia y convirtió en añicos un patrimonio artístico y cultural erigido entre los siglos XII y XVIII. Todo un tesoro que nadie podrá volver a disfrutar; un ejemplo de tolerancia, convivencia y respeto impregnado en sus paredes de piedra y que acogía a peregrinos en nombre del hinduismo, el tantrismo o el budismo.

Muchas voces se lamentan ahora de la pérdida de estos espacios mágicos, también, por supuesto, de las vidas humanas sepultadas bajo los escombros, pero pocos son los que alzaban la voz sobre el atentado medioambiental que viene sufriendo esta zona del mundo desde hace años como consecuencia de un modelo turístico descontrolado y voraz.

Ahora pienso que es muy probable que este dramático terremoto fuera la forma que encontró la montaña de gritar ¡basta ya! Basta ya de este saqueo constante a la imponente naturaleza, basta ya de  aguantar cada año hordas de personas que se apelotan haciendo cola para acercarse lo más posible a la cumbre, basta ya de visitantes sin escrúpulos que dejan allí su basura a modo de infausto recuerdo y que están convirtiendo este paraje en un estercolero incontrolado.