El comportamiento de Rajoy con respecto a Tsipras ha sido como poco indecente. Rajoy tenía y tiene que impedir a toda costa que Grecia sea respetada y ayudada por la UE y los mercados financieros, en ello le van las elecciones y poco o nada le importa el futuro del pueblo griego con tal de ganarlas, al igual que nada le importa el futuro de los españoles condenándonos a vivir en la despensa alemana. Lo malo para Rajoy es que su peso específico en Europa siempre ha sido insignificante mientras que el de Tsipras cotiza al alza. Los únicos argumentos de Rajoy ante Europa para que Grecia sea "castigada" pasan por las consecuencias negativas que su reflote tendría para el Partido Popular después de habernos recortado todo, hasta la libertad, asegurando una y otra vez que él y sus políticas de austeridad son la única solución a nuestros problemas.
Ante la falta de un proyecto que no sea otro que el endeudamiento y la sumisión a la Troika, Rajoy basa su ya comenzada campaña electoral en desprestigiar al adversario, estrategia que ya utilizó Esperanza Aguirre con nefastos resultados. La Iglesia Católica, como siempre en España, renuncia a los valores cristianos y se pone de lado del más fuerte, del poderoso, y a través de sus medios de comunicación, emisoras de tv, prensa, radio y púlpitos profetiza sin pausa el apocalipsis si la izquierda llega a gobernar en esta su España, el miedo a perder sus privilegios es más fuerte que su obligación de mantenerse al margen de los asuntos politicos. Nada me extrañaría que un nuevo Cardenal Gomá enviase una carta a todos los obispos del mundo pidiendo el apoyo para el PP en esta nueva cruzada contra los infieles, tal y como hizo Gomá en 1937 defendiendo hasta la necedad el levantamiento militar de 1936.
No solo el PP y la IC tienen miedo, también el PSOE ve como Syriza hace aflorar sus vergüenzas al no haber sometido a referendum la modificación de uno de los artículos más importantes de la CE78 con tal de cumplir las órdenes alemanas y poder así seguir endeudando a los españoles a costa de buena parte de nuestros derechos fundamentales. Un error gravísimo que pasará factura junto a otros muchos.
Con un más que previsible acuerdo entre Grecia y la UE, Rajoy tiene los días contados, si finalmente Grecia entra en la senda del crecimiento las políticas de austeridad pasarán a no ser más que una dolorosa página de nuestra historia y quizá, solo quizá, la UE pase a ser un proyecto común en lugar del club financiero que hoy es.