Gracias a Bram Stoker y las posteriores adaptaciones cinematográficas, todos o la gran mayoría seremos capaces de distinguir un vampiro a simple vista. Sobretodo porque son muy blancos de piel, presentan unos dientes muy característicos, viven en castillos oscuros y salen cada noche en búsqueda de sangre fresca. Bueno, como la gran mayoría de individuos que te encuentras en la noche de la gran ciudad.
Pero si os digo que en un juicio por vampirismo el mismísimo conde Drácula podría alegar enfermedad y salir de rositas a la calle os cambia la cara verdad?
Efectivamente, los rasgos que presentan los vampiros hacen referencia a la porfiria. Más concretamente a la Protoporfiria eritropoyética. Este tipo de porfiria es una enfermedad que afecta a la producción de hemoglobina. La hemoglobina, más conocida como glóbulos rojos, están compuestos por cuatro grupos hemo, cada grupo tiene una porfirina más un ión de hierro (Fe II) (el famoso hierro de los análisis de sangre).
Grupo Hemo
Por tanto, los que presentan esta enfermedad no son capaces de introducir el ión hierro dentro de la porfirina quedando de la siguiente manera. produciéndose anemia y un exceso de porfirina en la sangre y en otros tejidos como la piel.
Porfirina
(Igual que el Grupo Hemo pero sin el Hierro central)
Así que ya sabéis si una noche os aparece un vampiro a chuparos la sangre decirle que tenéis porfiria perderá rápidamente el interés en vosotros, a no ser que sus intenciones sean otras o realmente no sea un vampiro.
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