La protagonista de esta historia es Brianda Gonzaga, una treinteañera que vive y trabaja en Madrid como editora, hasta que de la noche a la mañana es despedida y todo su mundo, todo lo que conoce, todo lo que sabe hacer, todo lo que es, se desmorona. No tiene pareja, no tiene familia, ha volcado su vida en su trabajo y ahora ya no le queda nada. Pero lejos de dejarse caer en una depresión, decide hacer frente a la soledad, el fracaso y la desesperación con su juego favorito, el de los libros. Porque en ellos siempre ha encontrado consuelo, consejo, refugio, compañía, ayuda, calor, respuestas. Porque ellos nunca le han fallado. De manera impulsiva, dejándose guiar por su instinto, por una corazonada, por un pálpito y, cómo no, por los libros, deja atrás Madrid, su antigua vida, su rutina, y llega casi sin darse cuenta, casi sin quererlo, al Concejo de Nuba, un pequeño pueblo perdido, aislado entre las montañas del norte de España, situado junto a una de las rutas del Camino de Santiago. La vieja librería del pueblo, la Locus Docendi, se traspasa. Su propietario, Don Lorenzo Orozco, es ya demasiado mayor y quiere retirarse, pero antes tiene que encontrar a la persona adecuada para hacerse cargo de todos los libros, los secretos, la magia, los misterios, las historias, los tesoros que esconden todas esas páginas. Brianda se convierte así en la ayudante de Don Lorenzo, pero también en su compañera de piso, en su amiga, en su confidente y, por encima de todo, en la hija que nunca tuvo. Brianda inicia así una vida tranquila, serena, apacible, idílica, rodeada de libros, de un paisaje de ensueño, encantado. Comienza a vivir su propio cuento y a ser por fin la protagonista de su propia historia, de su propia vida. Una historia en la que también cobrará protagonismo Tomás, el dueño del aserradero del pueblo, un leñador rudo, tímido, que aparece y desaparece de la vida de Brianda cuando ella menos se lo espera. Un completo desconocido, silencioso, enigmático que, sin embargo, desde el primer momento hará que ella pierda la cabeza por él. Aunque no sepa nada de él ni de su mujer, Romilda, la loca del pueblo desde que hace años su hijo desapareció. Aunque no sepa si lo que siente por él es amor o no. Porque esta no es una historia de amor. También es una historia de amistad, de alegría por vivir, por empezar de cero, sin mirar atrás, sin pensar en los misterios, los secretos y los fantasmas del pasado que, si no lo remediamos, viven en el presente en nuestra cabeza, en nuestros pensamientos, en nuestras casas, en nuestros sueños. Brianda quiere convertir su vida en una obra de arte, pero no sabe cómo lograrlo. Y, una vez más, la literatura será su tabla de salvación. Porque todo está en los libros. Todo. Lo bueno y lo malo. Como sucede en los cuentos, en Nuba hay princesas y príncipes, riquezas, tesoros, amor eterno, pero también hay brujas, ogros, castillos encantados, dragones y, en definitiva, peligros. Peligros que si no se sabe cómo hacerles frente pueden arruinar nuestra vida, nuestros sueños, nuestra felicidad. Pero Brianda, con ayuda de personajes inolvidables como Don Lorenzo, el Alcachofo o Godón, aprenderá a superar sus miedos y sus fantasmas. Aprenderá a no tenerles miedo, a plantarles cara, a encontrar el mejor motivo, el más importante para que su vida sea por fin una obra de arte. Junto con la historia en sí, de la que no quiero desvelaros nada más, el escenario mágico de Nuba, los inolvidables personajes, lo que más me ha gustado de esta novela es lo que cuenta, pero especialmente cómo lo cuenta. Como un susurro, como un abrazo, palabras, frases, párrafos, páginas cálidas, tiernas, dulces, acogedoras. Que nos arrullan, nos envuelven, nos deleitan. Un auténtico placer, una gozada, una delicia. Por si fuera poco el maravilloso estilo de la autora, la novela está llena de literatura, pero también de metaliteratura. Casi en cada página encontramos alusiones, fragmentos, citas, anécdotas de otros libros, otros autores, otros personajes, otras historias. Y entonces sucedió algo maravilloso es simplemente eso, maravilloso, una auténtica joya, un verdadero tesoro, una delicia para los amantes de los libros. Una historia con un escenario precioso, unos personajes humanos, reales, verosímiles, cercanos, inolvidables, una trama llena de todo lo que la vida nos ofrece, lo bueno y lo malo, un estilo fascinante y, cómo no, un libro que habla de libros. No se puede pedir más. Un lector no le puede exigir más a un libro. Y un libro no le puede ofrecer nada más a un lector. Y entonces sucedió algo maravilloso lo tiene todo. Por eso me ha encantado. Por eso me ha durado solo cuatro días. Por eso me ha dado tanta pena terminarlo. Y por eso os lo recomiendo. Porque si viajáis a Nuba os sucederán cosas maravillosas. Lástima no poder saber nada más de la autora, ya que Sonia Laredo es un seudónimo y que Nuba no exista en la realidad, tan solo en la imaginación de la autora, que como ella misma explica en el libro, se inspiró en parajes de Lugo, Asturias, León, Navarra, Huesca, Lleida, Cuenca o Málaga para ambientar esta maravillosa historia. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
Y entonces sucedió algo maravilloso, de Sonia Laredo
Publicado el 21 diciembre 2013 por Goizeder Lamariano MartínLa protagonista de esta historia es Brianda Gonzaga, una treinteañera que vive y trabaja en Madrid como editora, hasta que de la noche a la mañana es despedida y todo su mundo, todo lo que conoce, todo lo que sabe hacer, todo lo que es, se desmorona. No tiene pareja, no tiene familia, ha volcado su vida en su trabajo y ahora ya no le queda nada. Pero lejos de dejarse caer en una depresión, decide hacer frente a la soledad, el fracaso y la desesperación con su juego favorito, el de los libros. Porque en ellos siempre ha encontrado consuelo, consejo, refugio, compañía, ayuda, calor, respuestas. Porque ellos nunca le han fallado. De manera impulsiva, dejándose guiar por su instinto, por una corazonada, por un pálpito y, cómo no, por los libros, deja atrás Madrid, su antigua vida, su rutina, y llega casi sin darse cuenta, casi sin quererlo, al Concejo de Nuba, un pequeño pueblo perdido, aislado entre las montañas del norte de España, situado junto a una de las rutas del Camino de Santiago. La vieja librería del pueblo, la Locus Docendi, se traspasa. Su propietario, Don Lorenzo Orozco, es ya demasiado mayor y quiere retirarse, pero antes tiene que encontrar a la persona adecuada para hacerse cargo de todos los libros, los secretos, la magia, los misterios, las historias, los tesoros que esconden todas esas páginas. Brianda se convierte así en la ayudante de Don Lorenzo, pero también en su compañera de piso, en su amiga, en su confidente y, por encima de todo, en la hija que nunca tuvo. Brianda inicia así una vida tranquila, serena, apacible, idílica, rodeada de libros, de un paisaje de ensueño, encantado. Comienza a vivir su propio cuento y a ser por fin la protagonista de su propia historia, de su propia vida. Una historia en la que también cobrará protagonismo Tomás, el dueño del aserradero del pueblo, un leñador rudo, tímido, que aparece y desaparece de la vida de Brianda cuando ella menos se lo espera. Un completo desconocido, silencioso, enigmático que, sin embargo, desde el primer momento hará que ella pierda la cabeza por él. Aunque no sepa nada de él ni de su mujer, Romilda, la loca del pueblo desde que hace años su hijo desapareció. Aunque no sepa si lo que siente por él es amor o no. Porque esta no es una historia de amor. También es una historia de amistad, de alegría por vivir, por empezar de cero, sin mirar atrás, sin pensar en los misterios, los secretos y los fantasmas del pasado que, si no lo remediamos, viven en el presente en nuestra cabeza, en nuestros pensamientos, en nuestras casas, en nuestros sueños. Brianda quiere convertir su vida en una obra de arte, pero no sabe cómo lograrlo. Y, una vez más, la literatura será su tabla de salvación. Porque todo está en los libros. Todo. Lo bueno y lo malo. Como sucede en los cuentos, en Nuba hay princesas y príncipes, riquezas, tesoros, amor eterno, pero también hay brujas, ogros, castillos encantados, dragones y, en definitiva, peligros. Peligros que si no se sabe cómo hacerles frente pueden arruinar nuestra vida, nuestros sueños, nuestra felicidad. Pero Brianda, con ayuda de personajes inolvidables como Don Lorenzo, el Alcachofo o Godón, aprenderá a superar sus miedos y sus fantasmas. Aprenderá a no tenerles miedo, a plantarles cara, a encontrar el mejor motivo, el más importante para que su vida sea por fin una obra de arte. Junto con la historia en sí, de la que no quiero desvelaros nada más, el escenario mágico de Nuba, los inolvidables personajes, lo que más me ha gustado de esta novela es lo que cuenta, pero especialmente cómo lo cuenta. Como un susurro, como un abrazo, palabras, frases, párrafos, páginas cálidas, tiernas, dulces, acogedoras. Que nos arrullan, nos envuelven, nos deleitan. Un auténtico placer, una gozada, una delicia. Por si fuera poco el maravilloso estilo de la autora, la novela está llena de literatura, pero también de metaliteratura. Casi en cada página encontramos alusiones, fragmentos, citas, anécdotas de otros libros, otros autores, otros personajes, otras historias. Y entonces sucedió algo maravilloso es simplemente eso, maravilloso, una auténtica joya, un verdadero tesoro, una delicia para los amantes de los libros. Una historia con un escenario precioso, unos personajes humanos, reales, verosímiles, cercanos, inolvidables, una trama llena de todo lo que la vida nos ofrece, lo bueno y lo malo, un estilo fascinante y, cómo no, un libro que habla de libros. No se puede pedir más. Un lector no le puede exigir más a un libro. Y un libro no le puede ofrecer nada más a un lector. Y entonces sucedió algo maravilloso lo tiene todo. Por eso me ha encantado. Por eso me ha durado solo cuatro días. Por eso me ha dado tanta pena terminarlo. Y por eso os lo recomiendo. Porque si viajáis a Nuba os sucederán cosas maravillosas. Lástima no poder saber nada más de la autora, ya que Sonia Laredo es un seudónimo y que Nuba no exista en la realidad, tan solo en la imaginación de la autora, que como ella misma explica en el libro, se inspiró en parajes de Lugo, Asturias, León, Navarra, Huesca, Lleida, Cuenca o Málaga para ambientar esta maravillosa historia. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.