pero sí que estoy segura de que están hechos el uno para el otro.
A las 9:30 de la mañana llegamos al hotel Ribera de Triana y los novios ya estaban casi listos. En la habitación los restos del desayuno, a Antonio la peluquera le arreglaba el flequillo e Irene, guapísima, estaba deseando ponerse su vestido de novia. El cielo estaba prácticamente despejado y la luz entraba por la gran cristalera del balcón. ¿Las vistas? Puente del Cachorro, Guadalquivir, Giralda, Puente Triana. ¿Los detalles? Perfectamente cuidados. Un ramo de flores sencillo, pero lleno de vida, de color, de alegría. Zapatos únicos (no tan cómodos como parecían...), personalizados por la novia, a juego con el ramo, con el tocado, con los prendidos, con la corbata...
¡Y es que la boda entera era luz, era sol!A las once menos cuarto salimos del hotel, hacia Plaza Nueva, en coche de caballo. Al llegar, su familia y sus amigos les esperaban. La mañana seguía soleada, con una ligera brisa. Y ellos radiantes subían, con paso firme, las escaleras hacia ese momento con el que tanto cariño soñaron y habían preparado.
We keep this love in a photograph
We made these memories for ourselves
Where our eyes are never closing
Hearts are never broken
And times are forever frozen still
En el Real Alcázar a penas había un hueco sin turistas, pero Antonio e Irene se abrían paso, haciendo girar sus cuellos y provocando cientos de sonrisas, de "felicidades", de "congratulations" e incluso algún gritito de emoción. ¿Eres una princesa? Se preguntaba una niña. Realmente lo parecía.
Después paseamos por la Plaza de España, simplemente pasear... pero rápido, que el convite nos espera.
Aquí acabó nuestro trabajo. Los dejamos dispuestos a almorzar y a pasárselo muy bien.
Y fueron felices y comieron crema de salmorejo, carrillada de cerdo ibérico y tiramisú con helado de vainilla. Unos días después viajaron muy lejos a congelarse un poquito y a vivir una experiencia increíble en Laponia.
Antonio e Irene: gracias por vuestra confianza y amabilidad, a vuestros invitados también.
¡Os deseamos toda la felicidad del mundo!*Y gracias a los encargados:
Gracias a mi compañero encargado de la logística, de buscar aparcamiento y de darme seguridad. Gracias a quienes, para que yo pueda hacer esto que me encanta, se encargan de mis soles.
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