“Y Julia retó a los dioses” de Santiago Posteguillo, es la esperada continuación de “Yo, Julia” novela histórica que narra la vida de la emperatriz romana Julia Domna, una mujer a la que apenas se alude en los libros de historia a pesar de su gran influencia en diversos acontecimientos que tuvieron lugar durante el dominio del Imperio romano. Publicado este 2020, he tardado unos meses en leer el desenlace de la vida de la augusta pero, como suele ocurrir con los libros de Posteguillo, la espera ha merecido mucho la pena. ¿Qué pasará con Julia?
Nada más empezar, la novela nos adelanta la enfermedad que acabó con la vida de la emperatriz: un cáncer de mama diagnosticado por el médico de la familia imperial Galeno, quien narra estos momentos finales de Julia que, para colmo de males, coincide con la mayor crisis por la que atraviesa la dinastía que tanto esfuerzo le llevó consolidar durante toda su vida. A partir de aquí, la historia nos devuelve a muchos años atrás, para retomarla poco después de donde se quedó en “Yo, Julia” y empezar a desgranar así los distintos peligros, obstáculos, circunstancias y enemigos a los que la emperatriz y su familia tuvieron que enfrentarse. La sagacidad e inteligencia de la joven siria no permiten el engaño, aunque mantenerse en el poder tan difícilmente conquistado es la proeza más grande para una mujer que, cuando ve que se fragua la traición por parte de la mano derecha de su marido y emperador, Septimio Severo, no duda en moldear a su hijo mayor desde la adolescencia para convertirlo en un arma despiadada contra los enemigos de su familia. El problema es que, sin pretenderlo, Julia contribuye a acrecentar la rivalidad interna entre sus dos hijos, poniendo al Imperio al borde de una guerra intestina por el poder de Roma. La crueldad y el egoísmo regirán ya los pasos del joven hijo de Julia y las consecuencias de sus actos pondrán de cabeza al Imperio y harán peligrar todo por lo que tanto ha luchado siempre la emperatriz, pero Julia no descansará e, incluso tras su muerte, se las apañará para vengar traiciones y mantener a su familia en el poder.
¿Qué puedes esperar de “Y Julia retó a los dioses”? Como siempre, te vas a encontrar con una novela histórica narrada de manera impecable, llena de rigor histórico, pero aderezada con interpretaciones del autor acerca de acontecimientos que agilizan el ritmo y humanizan a unos personajes que hacen que veamos con otros ojos las estatuas y monumentos que han llegado a nuestros días y que, si no conociéramos sus pasiones, logros y errores, se quedarían en fríos testimonios de una época que fue de todo, menos tranquila. El lector vivirá intensamente la segunda mitad de la vida de Julia Domna y comprenderá todo lo acontecido alrededor de la figura de una mujer poderosa que, desde un segundo plano, influenció a muchas personas para conseguir los objetivos más ambiciosos que nadie pudiera tener, sin detenerse ante nada ni nadie. En este segundo libro, además, Santiago Posteguillo se toma la original licencia de dar un toque más místico a la historia, introduciendo pasajes en los que los propios dioses del Olimpo manejan el destino de Julia y otros mortales, o presentando incluso el porvenir de algunos personajes más allá de la vida y su encuentro con Caronte en la laguna Estigia.
Como ya ocurrió con “Yo, Julia”, Posteguillo también parece hacer un homenaje a la obra de Robert Graves desde el mismo título de la novela, esta vez con un guiño a “Claudio el dios y su esposa Mesalina”, la segunda parte de la vida de Claudio, un emperador que, como ocurriera con la propia Julia, se mantuvo en el poder a pesar de las múltiples intrigas, traiciones y confabulaciones que se fraguaron contra su persona.
“Y Julia retó a los dioses” es una novela interesantísima que no se desmarca ni un ápice de la línea marcada por un autor que actualiza la forma de contar la historia de Roma, respetando toda su complejidad y grandeza y transportando al lector a un pasado que nadie debería dejar de conocer. La historia de Julia ha terminado, como también la de Trajano o Escipión, pero todos esperamos ansiosos el próximo personaje histórico que Posteguillo rescate con su prosa.
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