Y llegará el diez de noviembre, con España desvencijada, sin ganas ni fuerzas para levantarse el domingo.
Llegará el diez de noviembre y tendremos los oídos cansados de escuchar los gritos mitineros, las mentiras y las promesas que nunca se tiene intención de cumplir. Esas promesa que el once de noviembre se volverán a meter en un cajón para la siguiente cita electoral, y quedarán olvidadas cuatro años o si el resultado no le viene bien al Régimen, tan solo unos meses, para de nuevo, si hay elecciones,volver a hablar de las subidas de las pensiones, de la derogación de la ley mordaza, de la criminal reforma laboral, de los aforamientos y los blindajes ante la ley, que discrimina a los españoles por su apellido, por su puesto o por su dinero, también, puede que se hable de esa cámara que no sirve para otra cosa que para que quienes no sirven para otra cosa que para chupar del bote, sigan chupando, como es el Senado.Sí,se hablará de todo eso,pero solo en los mítines, no en el Parlamento después del diez de noviembre.Como dice el viejo refrán, prometer hasta meter...Llegará el diez de noviembre, y tendremos la sensación de que nos han estafado, que repetimos la acción sin sentir el placer que la morcilla de cebolla de las lentejas, y que esas lentejas tienen más gorgojo que mentiras en la boca de los charlatanes de feria, esos que nos hacen levantarnos un domingo para regalarles una paga vitalicia, mientras se ríen de nosotros.Llegará el diez de noviembre, y nos sentiremos marionetas, porque sabemos que las decisiones no están en nuestra mano, que no somos nosotros quienes decidimos el Gobierno, que los nudos están bien atados, y no nos dejarán desatar, ni uno ni ninguno. Y que lo que menos importa es que saquen a una momia infame por los aires, porque hasta eso forma parte del espectáculo, "pan y circo", decían los romanos, y pan y circo nos dan, y con eso nos entretienen y nos mienten.Llegará el diez de noviembre, y veremos a los estafadores de lo público con sus rostros envilecidos por la hipocresía camuflados con la careta de la "responsabilidad", hablando de la patria y de respeto a las decisiones judiciales, a esas decisiones judiciales, que al igual que los gobiernos, están al servicio de quienes tejieron las sogas e hicieron los nudos que todavía no hemos logrado deshacer y que tan bien atados quedaron y los números nos dan para para desatar alguno, ya buscarán la manera de repetir elecciones y pedir el voto útil, que es el más inútil de los votos. Sin dudar, si es preciso en crear nuevos partidos que dividan el voto y la fuerza.
Y cuando llegue el diez de noviembre, a pesar de ser domingo, a pesar de no tener ganas de levantarte para ir a votar, a pesar de saber que colaboras con una gran estafa, es preciso levantarse, no para obedecer a quien nos manden votar, no para desbloquear a quienes bloquearon, que, tenerlo claro, fueron poderes, instituciones y personas que no se presentaron a las urnas, los otros solo fueron obedientes vasallos.El diez de noviembre es preciso votar con ganas y con rabia, sí también con rabia indignada y sobre todo con memoria, contra esos que guardan pleitesía a los usurpadores no elegidos por la fuerza de los votos.Es preciso votar para que nadie ensucie la memoria de las víctimas, para que nadie insulte los valores y los ideales de quienes lucharon por la libertad y la democracia y todavía esperan, hay que votar por dignidad y porque ellos lo exigen para que sus nombres no se borren jamás de la historia.Sí, hay que votar con la memoria y el corazón, porque si obedecemos, no solo seremos estafados sino también cómplices. Porque la democracia, la de verdad, también, tal vez, alguna vez, podría ser, llegasen gracias a unas papeletas rebeldes, de esas que no se resignan a ser partículas de arena seca entre nuestros dedos abiertos, y tal vez esos papeles que terminan en trituradoras, tengan el filo lo suficientemente afilado como para cortar los nudos.Paco Arenas.Autor de Magdalenas sin azúcar, novela recomendada por cuatro catedráticos de literatura y uno de historia.