Vale vale, no me pondré excéntrico
Que a nadie le pillo de susto, que esto se veía venir. Si vislumbraba ya a la vuelta de la esquina, y Activision no ha esperado más a hacerlo una realidad. Call of Duty: Elite es la llegada de los servicios de pago (nada remotamente sexual) a la franquicia de Activision. ¿Y de qué va esto? Pues bien, básicamente podéis tomarlo como una mezcla de academia y red social para los más jugones de Call of Duty en la que podremos grabar nuestras partidas, acceder a datos y estadísticas de los distintos mapas, alistarnos a diversos grupos y participar en competiciones en las que habrá en juego hasta premios reales (ya sabéis, para eso que de vez en cuando usamos y que tenemos desde pequeños, eh... oh, sí. VIDA).
Vamos, que Activision, en un alarde de profunda originalidad ha ido cogiendo lo mejor de distintas franquicias ya existentes, para juntarlo con un par de buenas ideas en una amalgama de recursos que, lejos de utilizar para aportar algo al mundillo del videojuego (por aquello de ir un paso adelante) y que así el cabronazo bueno de Bobby Kotick pueda irse a dormir tranquilo tras clavar 70€ por lo mismo (o casi) cada año al respetable usuario que le da de comer, va a aprovechar para sonsacar un poquito más de dinero a aquel incauto jugón que se deje engañar viendo en esta sucia artimaña de dominación mundial, un gran favor gracias al cual pueda volverse un excelente gamer y mejor persona. ¿Que no? Seguid leyendo.
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