Y llegó el día en que me amigué con los animales

Por Magiaenelcamino @magiaenelcamino
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Nunca pensé que iba a escribir esto. Los que más me conocen o hace tiempo que leen el blog saben que el fanático de los animales es Dino. Yo siempre traté de huirles. Pero el último 24 de septiembre algo cambió. Fue la primera vez que participé en un safari. Fue en África (tenía que ser en África), más precisamente en el Parque Nacional Chobe, en el norte de Botswana, en los campamentos de Savuti y Linyanti, a donde llegamos gracias a skl group of camps.
Fue emocionante. Nunca pensé que podía sentir lo que sentí al ver a la naturaleza “trabajando” en su estado más puro. Mientras, nosotros éramos simples y privilegiados observadores.

El éxito o el fracaso de un safari depende mucho de la suerte. No digo en un cien por ciento, porque también influye la habilidad del guía para leer las huellas y señales que van marcando los animales en su búsqueda de comida o en sus traslados. En nuestro primer día de safari en Savuti se combinaron las dos cosas de la mejor manera posible: nuestro guía Josiah agudizó sus sentidos y la suerte estuvo de nuestro lado.

Primera emoción del día

Salimos temprano. Apenas el sol comienza a asomarse. Tomamos la ruta pautada para ese día. A los pocos minutos el vehículo 4×4 baja la velocidad. Josiah ya lo había visto. Nosotros no. Nos miró con una sonrisa de oreja a oreja y nos señaló el lugar. El asombro se apoderó de nosotros. Era un leopardo comiendo la carne de un elefante muerto. Increíble. Impresionante. Emotivo. El sonido del desgarro de la carne del elefante en medio del silencio del lugar era escalofriante. Por lo menos para mi. Nunca imaginé ver algo así. Nunca lo vi ni en documentales porque el adicto a ellos es Dino. Para mi fue algo totalmente nuevo. Ver a la naturaleza en su estado más puro. “Son unos privilegiados, esto no es algo fácil de ver”, nos decía Josiah.

En el video del final pueden ver estas escenas. No sé si el video llega a transmitir lo que es estar en vivo y en directo en ese lugar.

Segunda emoción del día

Luego de varias horas de recorrer la zona y de ver animales como impalas, pequeños jabalíes (como Pumba, el de la película), mangostas, gacelas, todo tipo de pájaros, perros salvajes y elefantes (muchos elefantes) divisamos de lejos un grupo de leones. Eran hembras. Dicen que las hembras son las más peligrosas porque son las que salen a cazar. Estaban lejos del camino. Las reglas dicen que los vehículos no pueden alejarse del camino, por eso los animales que se ven de cerca son los que están a pocos metros del sendero. Algunos vehículos rompieron las reglas y estaban a pocos metros de las leonas. Josiah decidió no hacerlo y eso tendría su recompensa.

En esta foto pueden ver a las leonas tan cerca como nuestra humilde lente nos permitía (se sintió un poquito inferior durante el viaje, ya que la lente más chica que la rodeaba era un 100-400).

 

Hicimos unos metros más y, del otro lado del camino, Dino divisó un león, macho, que justo decidió sentarse a descansar tras un árbol. El árbol estaba cerca del camino. Si Dino no lo hubiera visto desplazarse a lo mejor ni nos dábamos cuenta de que estaba allí. Nos desviamos apenas unos metros y lo tuvimos de frente. Al rey de la selva. Tranquilo. Manzo. Mirando “desde arriba” como miran quienes se sienten fuertes. Nos miraba pero no se movía. Tener a menos de 10 metros a uno de los animales más peligrosos de la naturaleza es emocionante. Los leones y los leopardos son los animales más buscados durante los safaris, ya que no hay tantos y no siempre se dejan ver como sí ocurre, por ejemplo, con los elefantes, que están por todas partes.

Tercera emoción en el día

Apenas comienza a caer el sol la actividad de los animales entra en su fase de mayor movimiento. Se levantan de la siesta y salen a buscar comida. Es el momento donde la ley de la selva está en su máximo esplendor. Josiah volvió al lugar donde a la mañana habíamos visto a los perros salvajes (que de salvajes parecían no tener nada ya que no se levantaron de dormir, salvo para cambiar de posición). A varios metros de ellos había un grupo de impalas comiendo y paseando muy tranquilamente mientras se iban acercando, sin saberlo, al lugar de descanso de los perros salvajes. Apenas éstos olieron o escucharon la presencia de los frágiles animalitos, se levantaron y salieron corriendo a cazarlos. Josiah salió detrás de ellos, siempre respetando el camino, para que podamos ver más de cerca la reacción de ambas especies. Presenciar el inicio de una cacería “natural” fue también emotivo. Fue algo que nunca hubiera pensado ver. Pero lo que más me llamó la atención en mi fue que al verlo me emocioné. Estaba en presencia, otra vez, de la naturaleza en su estado más puro.

Algunas otras fotos del primer día de safari, en el campamento de Savuti, Parque Nacional Chobe.

A continuación un breve video con una simple recopilación de  imágenes que muestran parte de lo que les cuento. Ojalá puedan sentir algo de lo que nosotros sentimos al verlo. Hay una de las imágenes que vale más que mil palabras…

En la primera y en la última foto de esta entrada pueden ver unos calcos. Forman parte de Proyecto Calco, un proyecto de un grupo de amigos que entre todos decidieron que los mensajes positivos tienen fuerza propia. Como lo explican ellos: el objetivo es crear y reproducir bienestar en las personas… aunque sea por un rato. A lo largo de nuestro viaje vamos a tratar de compartir con ustedes algunos de sus mensajes. Cuanto más se expandan por el mundo, mucho mejor!

En la próxima entrada: ¿Cómo es la vida en los campamentos del Parque Nacional Chobe? Nuestra experiencia en Savuti y Linyanti, la parte más exclusiva y auténtica del parque.

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