Y merece la pena…

Por Gemmah

Quizás seamos los más despreocupados del planeta, pero también puede que no.

Es curioso que, desde pequeños, nos hagan saber que la amistad significa coleccionar momentos juntos y ser inseparables. Pero discrepo totalmente, y en todo el sentido de la palabra. Si la amistad significase precisamente eso, tendríamos unos 30 amigos aproximadamente, tantos como personas había en tu clase de primero de primaria y que llegaron contigo hasta bachillerato. Pero, ¿dónde han quedado todas esas amistades con las que creciste y coleccionaste momentos y años? Que nadie os engañe, la amistad  no significa nada de esto.

¿Sabéis que significa ser amigos? Es la capacidad de poder estar separados, y que pasen semanas, meses, incluso puede que años, y que cuando os volváis a juntar, pareciese como si no hubiesen pasado ni cinco minutos desde la última vez que os visteis.

Y con el tiempo, es lo que valoras, que sólo tengas que levantar el teléfono para tener en cuestión de minutos a tu mejor amigo a la puerta de tu casa, dispuesto a lidiar con todo aquello que tú no puedas. Una llamada, después de meses sin saber el uno del otro, simplemente por saber qué tal estás, y para informarte de que se ha cambiado de casa, ¡y que habrá que organizar una cena para celebrarlo!

Eso es lo que merece la pena, el interés desinteresado. Suena paradójico, ¿verdad? Pues es lo más sincero que te puede ofrecer una persona; interesarse por ti, por cómo te va, por cómo estás, sin ninguna intención más que saber de tu vida y recordarte que, aunque no tenga mucho tiempo, no se olvida de ti.

Y a fin de cuentas, eso es lo único que merece la pena.