Warfighting: Los Marines y su estilo al combatir
Investigué sobre el tratado en cuestión y me encontré con el interesante dato de ser uno de los libros más leídos por ejecutivos y gerentes en las empresas de los Estados Unidos. Me dirijo a una librería, compro un ejemplar y cuando voy a pagar, la cajera, al darme el vuelto en forma pícara me dice: -Hoo Rah!- (grito de guerra de los Marines, cuerpo militar en el cual la chica sirvió). Pasa el tiempo y la Divina providencia me lleva a laborar brevemente en Washington D.C. y veo el monumento de los Marines enarbolando la bandera en el Monte Suribachi de Iwo Jima, y recuerdo de nuevo el texto donde dedica parte importante a interpretar las fuerzas que intervienen en un combate: la incertidumbre (sí: es una fuerza en este libro), la fricción, el desorden, la fluidez, la violencia, el peligro y la dimensión humana. Y comprendí, en gran parte, por qué los gerentes compran el libro, a partir del momento en el cual vi por televisión la agresividad de las compañías telefónicas por hacer migrar clientes de una a otra por ejemplo, o los estudios comparativos de fuerza para limpiar entre dos marcas de jabón. Y es que así es el mundo de los negocios: un mundo en guerra con fuerzas en permanente confrontación por conquistar objetivos que son codiciados por varios actores, donde rara vez hay amistades, y prevalecen el interés y la visión estratégica en profundidad.
De algunos profesionales de este cuerpo tan singular de espartanos modernos, tuve la honra de ser profesor, y me percaté del profundo espíritu combativo, el temple y la convicción con la que cumplían todas y cada una de las tareas que se les asignaban. Debo confesar que manifestaban conductas propias de quien estuviese en guerra, aún en las actividades más apacibles, y es quizás por la presencia en todos los actos de su vida de esas fuerzas que definen una confrontación. Por eso en muchas clases y conversaciones que he tenido la suerte de vivir, digo que si en una operadora de telefonía hay problemas y cae en la quiebra, en las otras se escuchará el descorche de la champaña.
Porque el mundo de los negocios es como el mundo de los Marines: con fricciones, incertidumbre, gritos de auxilio o gritos de guerra, victorias y derrotas.
Y para ese mundo como el de los Marines, hay que prepararse mucho para sobrevivir.
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