Y pese a todo...

Publicado el 17 febrero 2011 por Baoyim
Autor: Juan de Dios Garduño Cuenca
SINOPSISDurante el mandato del presidente Obama, Estados Unidos tiene constancia de que Irán va a cometer un ataque contra sus bases en territorio aliado. Ante la estupefacción del mundo entero le declara la guerra. Rusia y China se alían con Irán; Gran Bretaña e Israel con los americanos y, así, país por país, todos toman parte en la 3ª Guerra Mundial.En pleno enfrentamiento, y ante la devastación que producen las armas nucleares, los rivales deciden utilizar las armas químicas, más baratas y más fáciles de fabricar. Se crean nuevas cepas de virus ya existentes, utilizando el ADN recombinante yextinguiendo así a casi toda la población mundial.En la ciudad de Bangor, Maine, sólo han sobrevivido tres personas. Peter, su pequeña hija y Patrick Sthendall, su odiado vecino. En una población totalmente nevada, gobernada por temperaturas que bajan de los diez grados bajo cero, los dos hombres se enfrentarán a algo más que al odio que sienten el uno hacia el otro. Unos visitantes con los que no contaban…


OPINIÓN de Carolina Márquez Rojas

No me gustan los relatos de terror, lo paso muy mal. No me gustan, y sin embargo soy fan de ellos aunque los leo con un ojo cerrado, como cuando ves una película y en el momento crucial te tapas los ojos con las manos pero dejas un resquicio entre los dedos para poder seguir mirando lo que no quieres ver… o si.Las referencias que yo tenía sobre la novela de Juande Garduño eran que se trataba de una novela “de zombis”, así, sin más. Yo no me muevo por referencias ni por críticas, así que no sé por qué, me sentía atraída a leerla pensando que su autor podía ofrecerme algo más, mucho más. Por una de esas casualidades de la vida, alguien supo que yo estaba interesada y ese alguien me puso en contacto con otra persona, la cual me proporcionó un ejemplar de la novela, pues aquí donde vivo era imposible encontrarla (cosillas de las distribuidoras, ya se sabe). Así que, ante todo, quiero agradecerle a Mónica Mateo Manzano (Cyber Cómics), que me enviara la novela, gracias…No me gustan los zombis, nunca me han gustado desde que vi siendo niña “La noche de los muertos vivientes” de George A. Romero, y menos aun cuando vi el remake de 1990. Pero algo en este relato me hacía pensar que no iba a encontrarme con los tópicos del género.No me ha defraudado en absoluto. El futuro que presenta tras una guerra bacteriológica que ha aniquilado a casi toda la humanidad es ese futuro apocalíptico que hemos visto antes en el cine y en otras obras literarias. Ése es el terror que a mí me gusta. Odio los relatos de vísceras y sangre pero me atrapan los que ponen a prueba el instinto de supervivencia y los que plantean dilemas morales y éticos a los que los protagonistas deben enfrentarse. En este sentido, “Y pese a todo…” me ha recordado las historias de los maestros Stephen Kingy Dean R. Koontz, incluso Garduño hace un guiño al primero situando la acción en Bangor, ciudad del estado de Maine,en el que nació el más famoso autor de novela de terror que ha existido hasta hoy.El autor bebe de estas fuentes, eso es indudable. Una población aislada del mundo por una nieve casi eterna, tres supervivientes enfrentándose a algo desconocido y para lo cual no están preparados; caminatas en mitad de un temporal, salidas para buscar avituallamiento en medio de una soledad inmensa y de repente… algo les acecha, algo inhumano que les hará reaccionar frente a su apatía y su rutina para unir fuerzas en una causa común: la supervivencia.Existen en la novela muchas referencias literarias y cinematográficas. Me ha sido inevitable acordarme de “El último hombre vivo” o de su versión más actual “Soy Leyenda” y pensé que volvía a ver a Robert Neville por partida doble (o triple, no olvidemos a Ketty, tampoco al perro: me hiciste llorar, Garduño).Siempre he dicho que soy muy emotiva cuando hablo de una novela. Me gusta explicar las emociones que ha provocado en mí al leerla y suelo huir de señalar los fallos o aciertos en la parte “técnica” como el estilo y la prosa y esas cosas que al fin y al cabo menos me importan si he disfrutado del relato, pero agradezco muchísimo que los capítulos sean cortos y que no se abuse de descripciones inútiles que en nada ayudan al relato. La prosa no es complicada, no tiene artificios y la narración desde el punto de vista de dos personas contribuye a aumentar la tensión al final de cada uno de esos capítulos. Garduño sabe atraparte en un universo que no desearía vivir jamás, que me ha hecho sentir miedo, pero no entendido como el terror absoluto hacia lo desconocido, sino como el terror que se esconde tras cada uno de nosotros, en el vecino de al lado, en un amigo; es el terror que produce saber que cada una de esas personas puede fallarte en un momento determinado y que puedes terminar tus días sumido en la más absoluta de las soledades. Ese es el peor temor de todo ser humano.
CAROLINA MÁRQUEZ ROJAS