Y por fín es primavera

Por Cspeinado @CSPeinado

Foto CSPeinado. Floreciendo pochas...

Después de un invierno frío, inusualmente lluvioso, cargado de malas noticias y en caída libre cómo sucesión del otoño que hace unos meses dejábamos atrás, arribamos a una nueva estación plenos de energía para irnos desangrando poco a poco en función de cómo evolucione la situación social, económica y politicástrica que, sin duda, irá a peor, pues a perro flaco todo son pulgas y en España al perro se le ven ya las costillas de los sequito que está. Dicho ésto, es hora de ir enterrando las viejas y nefastas noticias que al abrigo del frío invierno nos han sacudido cómo hábiles púgiles entregados a hacer el mayor de los daños con el menor de los esfuerzos y en consecuencia, desperezarnos cómo si acabáramos de invernar, prestos a cambiar las tortas a traición por las que en directo nos van a ir dando por todos lados ahora que la Doctrina Parot está casi finiquitada, Bolinaga sigue vivito y coleando, partiendose el culo de todos nosotros y cagándose en la calavera de sus víctimas y el gobierno no es que esté superado, es que está ya casi camino de la U.V.I.

Cosas que vendrán...
Y no es por ser agorero, pero entre las flores que han de venir van a destacar esos enormes cardos borriqueros que, sin duda, nos traeran recuerdos de aquellas jornadas interminables en seats 127 por carreteras convencionales hacía una playa que nunca terminaba de llegar. Esos cardos borriqueros que crecían inmisericordes en las cunetas de nuestras tercermundistas carreteras cuajadas de baches, curvas y señalización precaria tal y cómo precaria está siendo la evolución de la crisis que, tras convertirnos en un protectorado alemán, nos zarandea ora a la izquierda, ora a la derecha, atrayéndonos el acceso de la arcada que sin duda sólo nos atañe a nosotros, a los paganinis de abajo que, para eso pagamos impuestos, para que nuestros próceres vayan de verano en verano siempre en primera clase, no de Iberia, que esa está a punto de quedar tembién finiquitada, sino de cualquier compañía decente de cualquier país que no sea ésta Arcadia venida a menos en la que nos movemos. 
Otras cosas meramente primaverales serán las alergías. Alergias enormes a cosas cómo pagar impuestos, la Renta, el Ibi y su retorcida madre habienda cuenta de la corrupción imperante, cómo norma géneral y no se llamen a engaño, todos están pringados, que imperan en las Instituciones. No dudo que en su día, en la primavera de aquesta democracia que nunca ha sido tal, habría quien, siendo muy inocente, se creería aquello del servicio público, trabajar por el país y tal y cual. Pero España es España, tierra de trapicheos, de buscones y pillos y una democracia sólo podía venir de la mano de la partitocracia, del enchufismo, las listas cerradas, el mamadurrismo, el tráfico de influencias y en definitiva de una democradura en que podíamos elegir libremente dar nuestro voto a un dictador por cuatro añitos o no darlo y que les diera igual, pues todos los escaños se iban a ocupar independientemente de los votos emitidos. De ahí a un pseudo estado feudal rayante en la locura, sólo había, hay un paso. 
Transición al verano...
Las primaveras se corrompen rápidamente en verano en nuestro terruño patrio. Al menos en la Taifa del Sur. Quiero decir en la parte Oriental que no se identifica con la parte Occidental de éste engendro denominado Andalucía... Es algo que somete al cuerpo a una gran presión desde el punto de vista de los resfriados primaverales. Sube la temperatura con el escándalo de los corruptos de turno, baja con una caida de la prima de riesgo por el buen comportamiento del mercado laboral estadounidense. Sube con la mamadurria sindical que se chupa sus buenos sesenta millones de euros al año siendo, ojo, entidades privadas que no valen para una mierda, bajan cuando puedes permitirte un puentecillo para desconectar preferentemente fuera de España, en países que, siendo más asquerosos, al menos tienen cierta dignidad nacional que permite sobrellevar la carga de los inútiles que se llevan el dinerito fresco desde los puestos estatales de relevancia.
Eso sí, no podemos por menos que recordar, que la primavera es tan cambiante cómo cambiantes son las mujeres. Ora está de buen humor que de repente le viene su periodo y la inyección masiva de hormonas lo trastoca todo en huracanada situación de la que quisiéramos no haber tenido que tomar parte. Así, cómo febrerillo loco nos regala resfriados al tun tún bien regados de días cálidos seguidos de días gélidos, la primavera no deja de sorprendernos con vendavales, veranillos, lluvias copiosas o incluso semanas de aparente estío que nos induce a despojarnos de nuestras vestiduras abriendo, sin saber ni pensar, nuestro cuerpo a las más enfervorizados y variados cardúmenes de virus que, cómo los chupones puestos a dedo en la administración nos enferman con el único objetivo de hacerse más fuertes, ricos e influyentes aunque tengan que firmar con un tampón y la huella dactilar del dedo pulgar. Cosas veredes, dijo Don Quijote a Sancho.
Astenia.
A mi en éste periodo de tiempo que va de marzo a abril y durante el cual celebro la onomástica de éste mi, vuestro blog, me sobreviene casi siempre una astenia de elefante que me lleva desde tener ganas de plantearme la cuadratura del círculo y el por qué vamos de Culo si los descerebrados del gobierno nos siguen diciendo que ya hay brotes verdes (supongo que son daltónicos y llaman brote verde a los números rojos de toooodos los indicadores económicos que llevan luciendo desde que Salgado tuvo la brillante iniciativa de vendernos así la moto) hasta quedarme mirando al techo con un dolor de cabeza entre cefalea y migraña esperando que se me aparezca algún santo de renombre guerrero con un espadón para empezar a segar la era antes de que los calores de julio nos hagan estar más pendientes de las jarritas de cerveza que de los datos macroeconómicos y las mil mierdas que, verbigracia nos ofrece la televisión, pública y privada para recordarnos lo futil de nuestra existencia. Espero que este año la Astenia sea menos severa y que no tenga que cagarme en lo más sagrado cada vez que vea alguna inmundicia humana procedente de la politicastria agriarnos el día.