¿y sanseacabó?

Publicado el 13 septiembre 2013 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

POR GUARDIANES DE LA MEMORIA.

El Sr. Burgos ha querido darnos en ABC una lección de cómo hay que entender el fútbol, y esa no es otra que (así lo interpretamos) el Betis hace lo que le sale de las barras porque para eso es el Betis y el que no diga ole que se le seque la yerbabuena.”

Nos contaba una anécdota del gran artista Curro Romero, artista en el arte del toreo, al igual que artista era Rocío Jurado y Sevilla le puso su nombre a un auditorio pero no le encargó el pregón de la Cabalgata.

Que un matador sea un artista no le exime de decir lo que le plazca, pero de ahí a elevar a arte lo que diga, y de arte a dogma de fe, nos parece excesivo.

La credibilidad del articulista queda muy clara en el párrafo en el que hace de subalterno para poner el toro en suerte:

“Sí, señores: el Betis estuvo secuestrado veinte años por un matatías que se teñía el pelo con un bote de cánfor marrón. Tan secuestrado estuvo, que muchos béticos sintieron el Síndrome de Jabugo, que era como el Síndrome de Estocolmo, pero en verde.”

“muchos béticos sintieron”

Habla en tercera persona, afortunadamente él no fue abducido por el del platillo volante:

“Tocan las palmas los béticos, porque va cayendo el pasado que, como en un bolero, nunca más ha de volver, y se sienten canónigos que mandaran construir la Magna Hispalense del fútbol del siglo XXI: "Fagamos un campo del Betis tal, que los siglos venideros nos tomen por locos." El cura del Betis le reza al Gran Poder y Ruiz de Lopera tripula la máquina, simbólica, de este mastodonte imparable en que su presidencia convirtió al Betis. Ya nadie se acuerda del Palamós, el campo va a estar mucho más de dulce que cuando en el Mundial del 82 convocaba Antonio Bustos a la fiel infantería de las peñas y El Pali me daba bajo aquella tribuna una placa que era plata del común corazón bético de dos sevillanos del barrio del Postigo. Sigue sonando el diplodocus, que nos hace olvidarnos del Betis del Terciario del partido de Utrera, del Cuaternario del barco de Algeciras para ir a verlo a jugar partidos de Tercera en Tánger... Ahora vamos a tener tecnología de la NASA, un Betis de fibra óptica, un Ave en las botas blancas de Alfonso, una ONU en el compás moreno del sombrero de alancha de Finidi, y nadie se acuerda del Betis de aquellas otras siglas, de Real Betis OIT de cuando este estadio rompió la huelga de la construcción, que los albañiles eran antes béticos que sindicalistas, para ventura de Ventura Castelló, que como era bético, y socialista de honradez y gorra de Pablo Iglesias, comprendía mejor que nadie las contradicciones del sistema, el Betis es siempre una condición objetiva para cambiar la realidad y hacer que se parezca a los sueños.”

Claro que el Síndrome de Jabugo fue para los demás. No se preocupen que eso lo escribió Burgos en “El Mundo” y ahora en “ABC” ya no tiene que pensar igual, faltaría más.

Ahora igual que Lopera tripulaba la máquina del mastodonte imparable del Betis, Curro Romero es un filósofo.

“Habían hablado antes otros oradores, certerísimos, y Curro abrió el capotillo genial de sus breves palabras:

-- ¡Vaya tela lo bien que hablan estos señores!

(…)

Curro se miró en el espejo del Betis y el Betis se miró en el espejo de Curro: "A mí no me decían "¡Mátalo!", porque yo había acabado mucho antes". Como el Betis. Como Curro. Belmonte decía que se torea como se es. En el mucho Belmonte que Curro lleva dentro se habla como se es. Curro o el Betis, qué más da, es sentimiento puro. Y con la estocá en todo lo alto del final de su breve discurso, Curro Romero, Canónigo Lectoral de la Catedral del Arte de Sevilla, se ha inventado un nuevo santo hispalense. Proclamó: "El Betis es un sentimiento puro y sanseacabó".”

Miré usted Sr. Burgos, eso no es una “estocá en to lo alto”, el sanseacabó es una puñalá en la barriga con la que Curro se quitaba de encima a 9 de cada 10  toros que le caían en suerte (decir torear es mucho).

No se amparen en el sanseacabó para querer justificar todo lo que no son capaces de hacer razonar de otra forma, esos tiempos han pasado.

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