Foto de Internet. Dudas, dudas, dudas...
Leyendo los comentarios que me van dejando en el blog, uno va sacando conclusiones en torno a lo cual se mueve toda nuestra Nación. La conclusión más repetida y por tanto que suelo exponer con mayor premura y consideración a lo largo de mis prédicas es que en España el adoctrinamiento propio de regímenes totalitarios, el lavado de cerebro que se ha aplicado durante tres décadas largas, ha arrojado altas cotas de efectividad con lo que, a parte de dejar a nuestra democracia en un chungo lugar demuestra que en eso también Spain is diferent y que en muchos sentidos seguimos siendo los mismos analfabestias de los años cincuenta... Sólo que con más cacharricos y mejor vestidos. Creo que fue en tiempos del Chache Paco cuando se acuñó aquello de " El Fútbol es el opio del Pueblo". Desde entonces no hamos desarrolllado mucho, más imbecilizados por el deporte rey, más adocenados por la prensa y los programas del corazón y más adoctrinados por las radiotelevisiones autonómicas al servicio del reyezuelo taifal de turno.Opiniones.
Antes no se podía opinar sobre según que cosas. Todos hemos oido a quién despotricaba de que con el Regimen, criticar o hablar de política te podría traer funestas consecuencias. Por eso el Régimen, que estaba al quite de todo, impuso esa gran afición que hace bandera en España por el fútbol. La única forma de que la gente no se preocupe porque no puede votar es imbecilizarla hasta la neura de ver que lo mejor del mundo es ver una y otra vez a veintitres tios corriendo durante noventa minutos detrás del balon. Algo así cómo lo que hacen las vacas que, pastando, ven pasar una y otra y otra vez al mismo tren aquí y allá. El Régimen conseguía con eso aprovecharse del genéticamente reblandecido cerebro español para asegurarse la paz social durante casi cuarenta años. Los clubes de fútbol se convertían así en parte de la Casta Ricachona, los futbolistas en semidioses y los españolitos, sometidos por la bota de tacos certificaban para siempre el pasar del Pueblo Guerrero que tradicionalmente habían sido al pueblo sumiso e idiotizado que tenemos hoy.
No obstante, la democracia nos ha traido a todos la oportunidad de volver a opinar libremente. Así, cada cual, después de llevar siglos con el seso hecho cisco por fichajes, clasificaciones, liga de Champiñones, amoríos, casorios, divorcios y demás blasfemia del ocio indecente se piensa que es el gran analista politicástrico que todos debemos valorar. Así te llegan soltando puyas descomunales sobre el Sistema financiero que más parecen los asesores de Lehman Brothers hablando de invertir a saco dos minutos antes de producirse la quiebra que nos llevó a todos a la crisis o simples chances de políticos tal que aquel asesor que aconsejó, cómo la mejor maniobra politica de la Historia a Nixon, el Watergate. Hoy tenemos de analistas politicástricos y financieros a aquellos que se dejan la neurona contemplando los cien mil partidos de fútbol y las mierdas de Telahínco en televisión. Simplemente, con la crisis hay mucho parado y el parado, más tarde o temprano, se aburre de televisión.
Desopinar.
Es bueno que la gente opine y que empiecen a cuestionarse cosas que antes de la Crisis económica, que además lo es política, social y cultural ni siquieran se planteban. No entraré en esa necesidad tan humana de plantearse porque las cosas son así o asá. Si haré hincapié en que antes de opinar hay que saber de que se está hablando, pues si se está opinando sin conociemiento de causa con gente que, quizás no conocemos, puede pasar dos cosas. Que sean tan o más palurdos que tú y la cosa termine cómo el rosario de la aurora y tu cómo el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Por otro lado puede ser que sean más listos y sepan mucho más que tú, que tengan una opinión bien formada basada en hechos cosnocibles y detallados y quedes a la altura de un mojón. Sea cómo fuere, cada vez hay más listeras que, sin saber la gran mayoría de que hablan, se dedican a poner sobre la mesa las soluciones más hilarantes para problemas cada vez más acuciantes. Que grandes parlamentarios ha perdido el Congreso.