Y se van. ¡Ay, qué pena me dan!

Publicado el 18 septiembre 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan

Y es que tempus fugit. También para algunos políticos. Ya hay varios servidores de la patria que han decidido abandonar la política cuando termine esta legislatura. Naturalmente, se trata de los próximos perdedores, que los peperos están en plena lucha por conseguir puestos de salida en sus listas.

No lo puedo remediar, me da una pena ver a estos padres y madres de la patria teniendo que enfrentarse a este mundo ruin, a este mundo que se les abre fuera del hemiciclo. ¡Pobrecillos!

Podría hablar de más gente, pero lo haré de tres cabezas de cartel que se largan de la política, me refiero a José Bono, González Sinde y a Elena Salgado.

¿Se imaginan al pobre Bono, después de casi 30 años en coche oficial, que tenga que conducir? Una injusticia. El pobre que se ha partido el pecho por la monarquía y contra la república, por la Iglesia y contra el laicismo, que ahora se vea así. Porque yo sé, de buena tinta, que él quería seguir, de ahí que haya anunciado tantas veces que se quería ir, para ver si le llamaban, y nada. El nuevo líder, el otrora amigo Rubalcaba, no ha movido un dedo, y él, tendrá que irse a ganar millones a un frío asiento de una presidencia de una multinacional o de un banco, que no sé que es peor. En todo caso, lo que se merece es una canonjía o incluso un papado, pero, claro, al no haber profesado no es posible, ya se sabe que la Iglesia no admite a chupacirios externos.

Otra que se las pira es la ministra González Sinde, que dice que quiere volver a lo suyo, al cine. Nunca una persona hizo tanto bien en tan poco tiempo: Su ayuda a esa magnífica beneficencia que es la SGAE con su amiguito Bautista a la cabeza, a los que finalmente les ha asegurado un canon maravilloso para que gente como Alejandro Sanz o Víctor Manuel no se mueran de hambre. Y qué decir de su gran logro en cultura, haber pasado la competencia de la fiesta de los toros a su ministerio para poder nominarla bien de interés cultural, con lo que nuestra amadísima fiesta perdurará per saeculam saeculorum. Ya eso sólo –no he encontrado más— habla de la gran labor de esta señora.

El otro personaje que se va sin decir adiós, con esa cara de no haber roto un plato, sin un ligero bramido a pesar de los tiempos que corren, es la actual vicepresidenta económica, Elena Salgado. Hay que ver qué mujer tan obediente, tan recatada, tan esclava de sus amos. A pesar de ser una mujer “socialista” ha sabido estar a la altura de las circunstancias y darse cuenta, en cada momento, de quién mandaba. Y como tal, les ha servido con toda su alma. Junto al gran dios Zapatero, esta mujer ha tenido que tomar decisiones que nos han salvado de caer en los abismos. Gracias a obedecer a esos maravillosos Mercados, hoy tenemos una pensión menor, un paro mayor, una jubilación retrasada, unos sueldos inferiores, y seguimos con la crisis, pero hemos podido resistir. Una maravilla. Ella ha sido la gran mandada y qué bien lo ha hecho. Ese colofón de introducir en la Constitución una imposibilidad de aumentar el déficit ha sido una obra de arte. Y Los Mercados se lo agradecen. Ya se dice cuál será el nuevo puesto cuando acabe la legislatura: Presidenta del Banco Europeo de Crédito. Y no me dirán que no se lo ha ganado a pulso. Ha llegado la hora de cobrar los intereses por tan magnos servicios.

En fin, ya notarán ustedes que estoy triste y no es para menos. Llevo varios días sin dormir, pensando en el incierto porvenir de estos héroes. Se nos van tres joyas de la corona y este país, siempre desagradecido, no les hará ningún homenaje, les abandonará y les dejará en manos de la diosa Fortuna.

De desagradecidos está el mundo lleno. Por cierto, menos mal que les quedará una pensioncilla que les permitirá salir adelante, que ya les veía yo mendigando.

Dios los crió y ellos se juntaron para mayor gloria de Ejjpaña. Amén

Salud y República