La esposa del Sr. Douglas, tan atractiva en “La Máscara del Zorro”, en uno de los bailes más sugerentes que recuerdo de los últimos años, aparece en esta instantánea más ajada, con rasgos orientales, gafas de ver, de ver bien, quiero decir, y con un pie de imagen, no reproducido, en el que se hace mención al trastorno bipolar que padece. Tampoco al atuendo tiene nada de especial y es que el “glamour” lo da la alfombra roja, salpicada de “flashes”, los vestidos imposibles, los maquillajes para siempre, y no la cotidianeidad esa, que nos aleja cada día un poco más de lo extraordinario.