Revista Coaching

¿Y si la familia en realidad fuera nuestro más importante equipo?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

familia 06por sandra mateus Ya tenía listo el artículo que hoy voy a compartir, cuando decidí chequear las noticias del día.. y decidí agregar este comentario inicial porque cuando leo, o sea todos los días,  tantos casos de corrupción, abuso de autoridad y poder, salidas retóricas para no hacerse cargo de daños causados a otros, alianzas para dañar a fulano porque no se alió con sutano, no puedo menos que preguntarme ¿qué pasa en las familias de cada una de esas personas? ¿cuáles son los valores que manejan?¿cómo están creciendo las nuevas generaciones a su interior? ¿Será esto un círculo vicioso imposible de romper? Ahora sí lo que tenía preparado.. Hablaba en mi última entrada de la importancia de tener un para qué como motor para superar dificultades. Pues bien, si a eso le sumamos el tomar conciencia de que lo que hacemos o “dejamos de hacer” también afecta a otros seres humanos con los que convivimos cotidianamente y por ende es fundamental buscar la forma de avanzar en relaciones de “ganar – ganar”, el camino será todavía más placentero y lleno de logros. Un buen equipo, altamente eficaz, es un  fantástico organismo humano capaz de alcanzar resultados muy por encima de los que se pueden obtener a nivel individual. Esta es una de las premisas básicas para  llegar a logros compartidos. Y  si esto se aplica para los equipos corporativos, como sería  observarla en un ámbito que a pesar de todos los avances de tecnología, toda la modernización y todas las nuevas teorías actuales de desarrollo social, continúa siendo la base de la sociedad: la familia. Por eso le invito a que al leer cada una de las siguientes consideraciones – que son aplicables para evaluar cualquier equipo del cual forme parte-,  las proyecte pensando en sus principales coequiperos, como son los miembros de su familia. Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es que lo que hace más efectivo el trabajo en equipo frente al individual, es la interacción entre los componentes del grupo.  Si un miembro del equipo se siente desmotivado porque piensa que  se ha  ignorado su punto de vista, probablemente adoptará un comportamiento defensivo que puede traducirse en un  mutismo absoluto  y pasa a ser un simple observador, o, en el otro extremo, decide  boicotear de forma sistemática  toda acción y entorpecer así  la dinámica de todo el equipo. Encontrar las causas de esos comportamientos individuales que generan inconvenientes a nivel grupal es una labor que se debe desarrollar a nivel interno.  Si se es miembro de un equipo y se siente que  hay algo que no está funcionando, antes de proponer soluciones se debe comprobar si los demás miembros del equipo están viendo la situación de la misma manera como la está viendo el líder o uno de ellos. El error más común y el que mayores daños causa a la dinámica de equipo sea cual fuere, es asumir lo que los demás están pensando. Por eso, la comunicación es un proceso  básico  para el funcionamiento de un equipo, sin la cual no se puede analizar conjuntamente los problemas, ni resolver los conflictos, ni decidir qué acción tomar. Esto incluye fundamentalmente responsabilidad no solo al hablar sino al escuchar las reales necesidades de quienes están alrededor. Lo malo es que las conversaciones de equipo, o entre los miembros de la familia, a menudo derivan hacia una secuencia de opiniones individuales y  no se produce un diálogo en donde cada miembro explora atenta la posición de los demás. Es por esto que se debe propiciar un ambiente que permita conciliar opiniones, se  sepa reconocer cuando la idea de otro es mejor que la propia y, de ser el caso,  se critique las ideas y no a las personas. Un aspecto que favorece en gran medida ese tipo de ambientes es tener una visión compartida que permita crear los resultados que todos realmente quieren. Si faltan buenas razones, se dificulta la tarea de superar los conflictos o las situaciones que se presenten al interior de cada equipo.  Es fundamental que existan  puntos en común entre la razón de ser del equipo en conjunto y las razones de ser de los miembros que la componen, así que  una de las principales tareas del líder  es favorecer esa conexión entre la aspiración individual y la misión del equipo. En este punto, el diálogo es indispensable para articular cualquier visión.  Un diálogo en donde estén presentes la reflexión y la indagación, lo cual resulta más sólido y menos vulnerable a los detalles superficiales como simpatías, antipatías y, sobre todo, a las rutinas. Y no podemos dejar de lado preguntarnos si existen lineamientos  y roles claros dentro del equipo. ¿Hay conocimiento y coherencia en dichos lineamientos y roles? Es fundamental y en particular si hablamos de las familias pautas y directrices claros, así como la existencia de un sistema de principios y valores que esté por encima de las decisiones y comportamientos de cada uno de sus integrantes. En resumen, algunos de los factores que influyen para que un equipo funcione bien son una  orientación clara, compromiso de todos, buena comunicación que desarrolle la cooperación, relaciones de interdependencia y mecanismos de apoyo. ¿Cómo están presentes hoy en día estos factores en los equipos de trabajo? ¿En tu familia? ¿Qué resultados estás obteniendo? ¿Valdría la pena reforzar algún factor crítico?¿Estás escuchando lo suficiente?¿conversando lo suficiente?¿están presentes los valores adecuados? Estoy convencida que los cambios estructurales en la sociedad si son posibles, pero no podemos seguir esperando que pase en la familia del vecino, o en mi vecino, si empezamos ahora, quienes vienen detrás de nosotros, hijos, nietos, bisnietos  y vaya a saber si a este paso alcancen a llegar los tataranientos, nos lo agradecerán Autora sandra mateus Flyer JC terminado

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