Ninguno de ellos nos necesita para seguir su camino, nunca nos han necesitado. Es más, la mayoría agradecerán que estemos escondidos y no aparezcamos.
Y mientras todo esto ocurre, una pequeña partícula de menos de 200 nanómetros de tamaño, una simple cadena de ARN rodeada de una cápsula de proteínas, tan simple que ni siquiera podemos calificarla como un ser vivo, ha vuelto a bajarnos del pedestal al que nosotros mismos nos habíamos subido.
Nosotros, la "especie elegida", "la que ocupa el último escalón en la creación", estamos acojonados. Y nos sobran los motivos para estarlo.
Aquí os dejo un vídeo con unas cuantas imágenes de esos compañeros de viaje que como os comentaba, siguen a lo suyo, sin enterarse de nuestros problemas.