Y, sobre todo, salud

Por Soniavaliente @soniavaliente_

Hoy es el día de la salud. Porque el día después de la lotería es como el de la resaca, tras una borrachera. Y esta suele ser proporcional al grado de diversión. El 23 de diciembre es, además, el día de la exaltación de la resignación. “Bueno, tampoco estamos tan mal, nos decimos. Tenemos salud. Y trabajo. Y gente que nos quiere”.

Los días previos son como los del enamoramiento, los de la ensoñación. Pensar qué se haría con las cantidades ingentes e indecentes de dinero. Con quién se compartiría. Por eso el eje de campaña de Loterías de los últimos tres años le parece tan acertado que le pone la piel de gallina: lo importante es compartirlo. Como la vida. Si no se tiene a alguien al lado al llegar a casa por la noche, que les escuche, ame y arrope, entonces para qué.

Frame extraído del spot de Loterías 2016

Planes, planes, planes. Ya lo dice Punset, la felicidad reside en la antesala de la felicidad. Somos así. En la idea de conseguir algo, hasta que se consigue.

Hoy, la mayoría de las personas hacen recuento del dinero invertido a fondo perdido y maldicen su suerte. Es difícil escapar a la promesa de la Lotería. No conoce a nadie que se resista a su magia. Sin embargo, estudiosos como Dan Gilbert, de la Universidad de Harvard, afirman que los niveles de felicidad de las personas que han ganado la lotería un año después no son más altos que antes de ganarla.Es decir, el dinero no les transforma. Por supuesto que ayuda. A viajar, a descansar, a crecer pero el mayor motor de cambio son ustedes mismos. Y sus decisiones.

Ahora que está finalizando el año y echa la vista atrás se sorprende de todas las vidas que hubiera podido vivir en función de su compañero de viaje. No subestimen lo que tienen. La salud, sobre todo la emocional, es el mayor premio que la vida les puede brindar. También en Navidad.