¿... y te lo estás perdiendo?

Por Candreu
Esta Semana Santa, como llevo haciendo desde hace unos cuantos años, he vuelto a pasarla en Sevilla con toda la familia -mis padres incluidos- al completo. El Viernes Santo a las 6 de la mañana estábamos en la esquina de Cardenal Espínola con la Plaza de San Lorenzo esperando a ver recogerse a Jesús del Gran Poder, "el Señor de Sevilla".
Ver al Gran Poder en la calle, y en ese momento, es algo impresionante. No sólo por la extraordinaria talla de Juan de Mesa, sino por un montón de cosas más que rodean ese instante: la imagen en sí misma, que parece que cobra vida con el paso que llevan los costaleros; la luz de la candelería que acompaña al paso; el color de las paredes de las casas de esa calle; el trinar de los pájaros que anidan en los plataneros de la Plaza; el incienso que nubla el espacio y que llena de aromas especiales el momento; la sombra que proyecta el Nazareno en las fachadas de los edificios...
Hace tiempo, mi amiga MariCarmen me contó que un hombre se sentó a tocar el violín en una estación del Metro de Washington. Durante 45 minutos interpretó seis obras de Bach. En ese tiempo aproximadamente mil personas pasaron por la estación. Sólo siete se detuvieron a escucharle (2 de ellas eran niños) y veinte personas le dieron algunas monedas, pero sin interrumpir su camino. En total el violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar se hizo el silencio. No hubo aplausos ni reconocimientos.
Nadie lo sabía pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando obras de uno de los mejores compositores del mundo, con un violín fabricado por uno de los mejores lauderos del mundo. Dos días antes de la actuación en el Metro, Bell había llenado un teatro en Boston con entradas a más de 100 dólares.
En un ambiente banal, a una hora inconveniente ¿no somos capaces de percibir y apreciar la belleza?; ¿no somos capaces de reconocer el talento en un contexto inesperado? Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar al mejor músico del mundo interpretar la mejor música del mundo, si sólo al paso del Gran Poder somos capaces de prestar atención a todas las cosas bellas que rodean ese instante ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?