Y tiro porque me toca

Por Expatxcojones

Cumpleaños de Assil's, Tánger, 2014.expatriadaxcojones.blogspot.com


Son las cuatro de la tarde. Estoy frente a la puerta del colegio de Terremoto. Esperando para recogerlo. Siempre vengo un poco antes porque sino es imposible aparcar. Aprovecho este ratito para leer el periódico en el móvil. También para consultar la programación del plus. Con un poco de suerte esta noche darán una peli que podré ver.
De repente, alguien da unos golpecitos en el cristal de mi coche. Levanto la cabeza. Es una chica. Marroquí. Con pañuelo. No la había visto en la vida.
   —¿Puedo hablar contigo un momento? —me pregunta.   —Sí. Espera que salgo.
En un español perfecto se presenta. Es la madre de Assil’s. Una niña que va a la clase de Terremoto. Me cuenta que ya iban juntos a la guardería. Primera noticia. Este sábado Assil’s celebra su fiesta de cumpleaños y quiere invitar a mi hijo. Me da una tarjeta con la dirección, la hora y su teléfono. Le doy las gracias y le prometo que iremos. Seguro. Terremoto estará encantado.
Llega el sábado. Por la mañana compramos el regalo. Al mediodía vamos a comer fuera. Y por la tarde nos disponemos a salir. Todos. Pero la Peque se queda dormida y me da pena levantarla.
   —Quédate tú en casa, si quieres —le digo al Kalvo. —Nunca tienes tiempo para ti. Aprovecha para descansar. Revelar. Tocarte los huevos. Lo que sea. Yo lo llevo y en un par de horas estamos de vuelta.   —¿No te importa?   —¡Qué va!
La fiesta es a las cuatro y media de la tarde pero como ya conozco un poco el rollo y se que aquí nadie llega puntual, nos presentamos una hora después. No conozco el sitio y hemos quedado con la madre que la avisaré cuando estemos cerca para que salga a buscarnos. Aparco el coche y la llamo.
   —Soy la madre de Terremoto. Ya estamos aquí.   —Estoy de camino. Espérame ahí. Llego en diez minutos.
Sé que la puntualidad no es un rasgo de la sociedad marroquí pero que la anfitriona llegue tarde a su propia fiesta me deja perpleja. Esperamos. Veinte minutos después, nos recoge. Y nos dirigimos al local.
Joder. Joder. Joder. Suerte que he comprado un buen regalo. No me esperaba para nada esto. Parece una boda. Una gran boda.
En la entrada han montado una carpa gigantesca. Está todo lleno de lucecitas de colores. Subimos unas escaleras. A ambos lados unas mesas.A esta hora, ya repletas de regalos. Por abrir. Aquí la costumbre es hacerlo después. Sin los invitados delante. Cada paquete lleva una tarjeta para que se sepa quien lo hace. Todos menos el nuestro. Se me ha olvidado.
Un gran retrato del rey preside la sala. Entramos. En el interior ya hay gente. Esto es la bomba. La sala es enorme. Está toda decorada. Mesas redondas para los mayores. Una gran mesa central repleta de dulces, golosinas, el pastel, regalos y no sé cuantas cosas más. Más mesas, éstas para los críos. Hasta hay castillos inflables. No uno, ni dos, ni tres. Sino cuatro.
Suerte que no ha venido el Kalvo porque aquí NO hay un solo hombre. Todo son mujeres y niños. Cuento por encima y calculo que somos unas cincuenta personas.
Terremoto corre a juntarse con sus amigos y yo me siento en una mesa donde, por suerte, conozco a un par de madres. Todas van muy arregladas. Tacones de aguja. Maquillaje. Bolsos caros. Me siento un poco fuera de lugar. Yo voy en vaqueros y calzo unas botas estilo militar. Al menos me he pintado los labios…
No sé si esto es normal o no. Es la primera fiesta a la que asisto pero este despliegue de medios me deja alucinada. Hay un payaso, un disk-jockey, una animadora, una cámara de vídeo ( mujer) y una fotógrafa (también mujer). Todo el personal viene de Casablanca. Los inflables, también. Esto les habrá costado un pastizal.
Las mujeres nos sentamos en las mesas. Frente a nosotras han colocado una gran pantalla de plasma. Así podemos ver que hacen los niños. Retransmiten en directo lo que están haciendo.
En las mesas hay frutos secos: almendras, pistachos,... y también botellas de agua. Después tres camareras aparecen con bandejas y reparten canapés. Gambas. Salmón ahumado. Boquerones. Nos sirven zumos naturales. De naranja. De fresa. Y de aguacate, muy popular al menos en Tánger y que a mí, personalmente, no me gusta nada. La verdad.
Después viene el turno de las pastas de hojaldre. En triángulos. Redondas. Cuadrados. Rulos. Rulitos. Las hay rellenas de verdura. De carne. De pollo. Pero la cosa no acaba aquí. Las camareras sirven té, café y pinchos de carne. No paran de sacar comida. Llega un momento en que pierdo la cuenta.
Hace dos horas que hemos llegado y yo me quiero ir pero no hay manera de arrancar a Terremoto. Se lo está pasando genial. Hago un intento con la madre pero me dice que ahora sacarán la tarta. Me pide que me espere. Accedo.

Assil's con su madre.

Todas las invitadas nos apelotonamos alrededor de la mesa central. Encienden las velas. Y el payaso nos hace cantar el cumpleaños feliz. En cuatro idiomas (por este orden): francés, inglés, español y árabe.
Solo entonces aparece un hombre. Es mayor. Deduzco que es el abuelo y el encargado de pagar la fiesta. La madre está divorciada. Eso lo sé porque ella me lo dijo. El abuelo se queda cinco minutos y vuelve a desaparecer.
Hasta ahora la música era del tipo canciones infantiles pero ahora da un giro de ciento ochenta grados y suena música marroquí. Moderna. A todo volumen. Las mujeres se levantan de sus sillas y empiezan a bailar. Se mueven. Muy bien. Brazos levantados. Caderas contoneándose. Todo muy sensual. Pero a mí me parece un poco extraño. Sin hombres. Sin alcohol. No sé… no me veo. Ellas parecen estar pasándoselo en grande.
Al final, casi cuatro horas después de haber llegado, consigo arrancar a Terremoto del lugar. Sudado. Cansado. Pero contentísimo de haber venido. Además le han dado una bolsita con un montón de cosas dentro: un muñeco de la tortuga ninja, cromos, chocolate y un sinfín de cosas más.
   —Mamá ¿cómo sabían que me gustan las tortugas ninja?   —Lo habrán adivinado…
Estoy contenta de haber venido. No es lo que esperaba pero me ha sorprendido gratamente. Era la única extranjera del lugar. Me alegra que nos invitaran. Terremoto está extasiado. Ha sido una tarde fantástica. Para él y para mí. Que he podido disfrutar de una experiencia única e inolvidable. Feliz Cumpleaños Assil’s.