Paso dos horas diarias en el transporte público para ir a la Universidad, una para ir y otra para volver a casa, así que mis horas diarias de lectura se concentran aquí. Sentada en los vagones del metro, con mi cara dentro del libro. Ajena a toda la gente que pasa por delante o se sienta a mi lado. Trayectos de una hora que, con un libro entre manos se convierten en cinco minutos. Comencé a leer en el metro hará cosa de un mes y ya no puedo dejarlo. Me agobia no hacerlo. No puedo ir en transporte público sin un libro en el bolso.
Y tu, ¿dónde lees?