Y vendrá para juzgar a los vivos y a los muertos…

Por Perfumedecristo R. Elisabet

Podemos comparar la historia de la humanidad con un gran libro donde el hombre escribe, el acontecer, el devenir de la vida. Sus hechos, sus proezas, sus glorias. Pero proezas, hechos y glorias, de quién?. De los vencedores, no de los vencidos.

En este libro que es la historia humana, emperadores, reyes, príncipes, papas, cardenales, políticos, dueños y señores del mundo por breves instantes, firmaron sus páginas. Y lo hiceron siempre en nombre de la paz, de la libertad de los pueblos.

En nombre de los valores más nobles y santos, cuánta sangre inocente fue derramada! Cuántas muertes sin sentido y sin razón!…

Entretanto existe otro libro firmado con la sangre de los que son excliuidos de los anales de los poderosos:  niños hambrientos, pueblos masacrados y diezmados por la usura, obreros explotados, campesinos abandonados en la pobreza, esclavos de ayer y hoy…

Y es del lado de éstos últimos que se colocó Jesús de Nazareth, por eso fue también excluído, dejado afuera. Por eso cada acto que practicamos tiene su peso exacto en la balanza de nuestra vida. Pués somos el resultado de nuestras pequeñas y grandes decisiones, pequeñas o grandes comisiones, como una malla tejida punto a punto.   Y como sucede con la tejedora, cuántas veces deberíamos volver atrás en busca del punto equivocado. Reconocer que el egoísmo humano, el odio, la injusticia, la venganza, la ganancia no llevan a nada. Son puntos equivocados en las mallas de nuestra existencia y convivencia fraterna.

Cada palabra, cada gesto, cada actitud de Jesús quisieron mostrar justamente estas cosas a las personas de su tiempo. Por eso, también cada gesto, cada actitud de Jesús, molestaba y ponía en claro este nido de serpientes que es el corazón humano. Él mismo decía es del corazón que nacen los malos deseos, la ganancia, la sed del dominio de querer tener siempre más…

Jesús quizo mostrar que existía solamente una salida a Dios, reconociendo en Él, el rostro de Dios lleno de misericordia y de compasión que desea que el hombre viva y no muera. Volver a Dios, convertirse a Él, significa aceptar y recibir a aquel que es su manifestación: Jesucrsito. Entretanto Él, fue rechazado y sus días fueron una lenta y dolorosa subida al calvario.

Más la muerte de Jesús no es una acusación. Como afirma Juan, la cruz se torna desde donde Dios juzga al mundo. Y muestra que una sociedad que no tiene lugar para el justo e inocente es una sociedad perversa. Y Jesús pone en tela de juicio a esta sociedad. No solo porque denunció sus crímenes, injusticias y falsedades. No sólo porque gritó contra el egoísmo que envenena y endurece el corazón humano. Jesús pone a esta sociedad en tela de juicio, sobre todo, porque el poder de Dios lo resucitó, confirmando y aprobando a Jesús.

Jesús es Aquel que vive(Apoc. 2. 8-4-9) y a través de su Espíritu se torna definitivamente un don de Dios a los hombres de todos los tiempos. Por eso la misión del cristiano es anunciar este don de Dios a todos los hombres. Cómo?, en primer lugar haciendo de su vida un don, un regalo, a Dios y a los hermanos. Tornarse don para el otro significa luchar contra cualquier individualismo. Es prodigarse en favor de los demás, pues solamente así nuestro testimonio es verdadero.  El cristiano está llamado a obrar en conformidad con lo que profesa, para que no merezca la reprensión que Pablo hacía a los cristianos de Roma:

‘Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado entre las naciones”(Rom 2.24). Y Cristo ya censuraba: ‘por qué me llaman Señor, Señor, pero no hacen lo que yo digo?”. En segundo lugar, tomar conciencia de su misión en el mundo comulgando con todas las angustias, con todos los sufrimientos del corazón humano. Es el cristiano quien en primer lugar, debe abrir espacio para la fraternidad, para la justicia, para la reconciliación entre los hombres… Mientras  existan personas que crean y acojan en sus propias vidas el don de Dios, existiría esperanza  para el mundo. Mientras existan personas que crean y denuncien el egoísmo y el lucro humano, Dios obrará en la historia humana, provocando el juicio.

Mientras existan personas que se reúnan para celebrar la vida, el perdón y la esperanza, el milagro de la fraternidad siempre es posible. Por tanto el cristiano no pude cruzarse de brazos y quedarse indiferente delante del hambre crónica y provocada de millones de personas, delante del comercio de la muerte que cuesta la vida y el sacrificio de pueblos enteros: hay más arsenales de armas  y municiones que reserva de alimentos para saciar el hambre del mundo.  Los males del mundo existen pero nacen y fructifican en el corazón humano. Sólo Jesucrsito tiene en las manos la llave para liberarlo.

Podemos decir :  Cristo es el Señor de la historia?  Sí! Cristo es el Señor de la historia, no el tirano que manipula nuestras decisiones. Solo Él muestra cuál es la verdad sobre el hombre, cuál es el sentido d ela vida. de la existencia humana sobre la tierra. Cristo muestra cómo puede ser felíz el hombre . Él no dice: ‘Tienes que hacer esto! No puedes hacer aquello! . Tú debes… Este es el modo con que los hombres se dominan mutuamente. Jesús sólo dice:

Bienaventurados, felices los pobres de espíritu, felices los mansos, los puros de corazón, los afligidos porque ellos conocerán el don de Dios y su liberación ya se está realizando en la historia”.

También podemos observar en una fruta cualquiera como madura de a poco hasta madurar completamente, y sabemos que todo acontece tan lentamente que la gente ni lo percibe. Muchas veces dependiendo del terreno en que fue plantada, una fruta es sabrosa, dulce; otras es ácida o amarga como hiel. Otras el tiempo no fue bueno, recibió mucho sol, vino la helada. Llovió demasiado… la cosecha se perjudicó. En cierto sentido nos parecemos un poco a las frutas, precisamos tierra buena, buen tiempo, lluvia y sol en la hora conveniente. Pero al contrario de las frutas podemos decidir en que suelo queremos crecer. Podemos decidir ser ácidos o dulces, ser fruta que se reparte o fruta que se pudra por no querer ser repartida. Es decir podemos optar por crecer en el suelo de Dios alcanzar en Él nuestra madurez definitiva o crecer en el vacío de nosotros mismos. En el vacío de nuestro egoísmo rechazando nuestra realización como persona humana.

Esto es lo que Juan afirma en su Evangelio. Seremos juzgados si somos discípulos de Cristo o no, por el amor.  El que se abre al amor, se compromete con el bien del hermano, promueve la justicia, la paz y la concordia entre los hombres, sigue el camino de Jesús y será salvado.  Eligió ser fruta que se reparte..

Por otro lado el que se encierra en su egoísmo y excluye a los demás permanece sordo e indiferente al calmor de los pobresy afligidos, se decidió en contra de Jesús. En consecuencia no tendrá parte con Él en la gloria. Eligió ser fruta que se pudre por no querer ser repartida.

Y allí cabería la pregunta que muchos se hacen : está bien decir aquí se hace, aquí se paga? Mucha gente encuentra que es quí en la Tierra donde se paga el mal que se hace. No se dice?: quien siembra viento cosecha tempestades. En estos proverbios la sabiduría polpular resumió muchas enseñanzas. De hecho todo lo que hacemos, se vuelve a favor o en contra de nosotros mismos. Por ejemplo los herbicidas acaban con la maleza; es verdad. Pero por otro lado, mata los insectos  y las lombrices que salen de la tierra, la ausencia de insectos y lombrices a su vez acaba con los pájaros y pequeños reptiles que se alimentan de ellos. Y así sucesivamente, se produce el desequilibrio ecológico amenazando a la vida.

La gravedad de esto fue denunciada en la Compañia de la Fraternidad en 1979, Preserva lo que es de todos. De esta manera la ganancia del hombre al obtener mas lucro a poco costo se vuelve en contra del hombre mismo. Mira también el caso de la tala de los árboles, donde tiempo atrás había un área verde, hoy se convirtió en desierto…   Mira el caso de ciertas especies de aves y animales que solamente existen en libros, revistas y filmes… Mira aún el caso de los armamentos, de las armas  pequeñas o grandes, de los apratos capaces de barrer la vida de la faz de la tierra, incendiar el cielo y envenenar los ríos y el mar…

La usura está haciendo de la tierra un nudo de serpientes. Serpientes metálicas, mil veces más peligrosas que las pobres e indefensas víboras del matorral porque se mueven al gusto de los egoísmos humanos. Aquí se hace, aquí se paga, es verdad!, pero no es bastante para aquel que profesa su fe en Cristo Jesús que ha de venir ha juzgar a los vivos y a los muertos. No es bastante porque quien  así habla y así vive no se siente responsable  por el mal del mundo.

Si aquí se hace y aquí se paga,  Por qué me voy a preocupar, por qué voy a gritar, reclamar contra las injusticias y exigir cambios radicales en la sociedad ?. Si cada uno va a recibir su trueque bien contado,  para que lucahar para qué cambiar la situación?. En definitiva, aquí se hace aquí se paga dice la gente en relación con el otro y nunca con relación así mismo. Y cuando decimos esto para nosotros mismos, no será porque queremos eludir la propia responsabilidad frente a la vida que exige  de nosotros actitudes y compromisos firmes, actos concretos de coherencia con aquello que vivimos?.

En fin, que significa que nuestro Señor va ajuzgar a los vivos y a los muertos? Juzgar en sentido bíblico, no significa “condenar”. Condenar es cosa del hombre no de Dios, el vino a juzgar o sea a sacar nuestras máscaras, para que aparezca el verdadero de cada uno. Juzgar significa revelar la verdad de cada uno. Delante de Jesús, cada uno es lo que es. No aprovecha nada disfrazarse, tal vez un ejemplo nos ayuda a comprender mejor. Repara en un pozo, pasa el tiempo y van cayendo en él muchas cosas. Hoy un balde, mañana una taza, una lata, esto y aquello…

Nosotros también en cierto sentido somos como un  pozo, donde la vida va depositando nuestros disgustos, nuestros dolores, nuestras rebeldías y también nuestros momentos felices, nuestros buenos deseos, nuestras buenas actitudes…

Cristo Jesús es quien nos muestra todo lo que tenmos dentro de nuestro “pozo’. Una vez que sabemos quienes somos, conociendo nuestra verdad (lo que tenemos dentro del pozo) estamos llamados a escoger: cambiar de vida o dejar las cosas como están para ver cómo quedan. En otras palabras: encontrarse con Jesucrsito y convertirse comprometiéndose con Él y en Él en favor de otro.

Pues la verdad sobre el hombre es una sola: la semejanza con el Maestro se torna un don… Vivir no para sí, sino para los hermanos,

   llevando las cargas los unos de los otros y viviendo cretamente en su amor.

Fuente: José Alves.Vida y Crecimiento.