Ah. Y ya que se trata de aceptar ser hasta cierto punto inspirado por alguien, mencionaría a Rodrigo Fresán y su colaboración semanal en Página 12, que cierto amigo se ha encargado de recordarme puntualmente cada martes.
Lecturas en las que ando:
La gran marcha, en la que tomo contacto por primera vez con Doctorow, uno de esos (cientos de) autores norteamericanos adorados por la crítica. Me gusta, aunque no acabo de comulgar al cien por cien con una narración tan sujeta al clasicismo narrativo.
El huérfano, de Adam Johnson, novelón por encima de las 600 páginas sobre la sociedad norcoreana (sobre las cloacas de la sociedad norcoreana) que, aparte de abrumarme por su algo excesiva duración, me tiene sometido a una especie de dilema. Creérmelo o no, y en qué porcentaje. Algo de Solzhenitsyin flota por ahí, algo de denuncia, algo de desmedida crueldad casi grotesca. Incómodo, lo cual no es malo.
La inmensa minoría, de Miguel Ängel Ortiz, novela barcelonesa cuya solapa menciona a Candel y a Casavella, lo cual es mucho mencionar, y cuyo avance algo tímido aún no acaba de decantarse con claridad. Puede ser Manolito Gafotas en la Zona Franca o puede ser Junot Diaz pasa unas semanitas en Europa.
En la Patagonia de Bruce Chatwin. Inferior a Los trazos de la canción por lo visto hasta ahora. Pero Chatwin es mucho Chatwn.
La ruta del tabaco de Erskine Caldwell. Solo he leído la contraportada, joder. Es un melón por abrir.