Verbalizar los pensamientos: no sé si acabamos de darnos cuenta de cómo lo hacemos desde que empezamos a incorporar el lenguaje a nuestro día a día. En ese diálogo interior seguro que no dudamos ni balbuceamos, seguro que no hacemos borrones ni cometemos faltas de ortografía, seguro que desplegamos nuestro monólogo interior con toda nuestra capacidad de seguridad y contundencia, quizás hasta lo despojemos de cualquier conato de convicción pues no hay a quien persuadir. Puede que los que de vez en cuando escribimos tengamos algún leve trazo distintivo: muchas veces nuestro monólogo interior muta, en algún momento, en una especie de borrador efimero y atropellado que, en algún momento, con suerte, con tiempo, con memoria, con orden, acabe en forma de palabras, de tinta real o virtual, negro sobre blancocomo puntualizan con firmeza aquellos con cierta tendencia a la pedantería.Puede entonces que cierta brillantez literaria responda a esos parámetros, obedezca a cierta capacidad de traspasar fluidez de pensamiento a fluidez escrita sin pérdida de contenido, sin edición ni ápice de erosión más que el lógico reordenamiento de aquello que sale atropellado y hay que dotar de una coherencia. Seguramente algunos de nuestros escritores favoritos hayan usado ese recurso: apuesto por aquellos acusados con más frecuencia de mostrarse incontinentes. Pero no hay que descartar que aquellos más espartanos, aquellos de prosa más concisa, sean lo que puede parecernos, usando un símil que casi me repele conforme lo escribo, escultores que sacan la escultura del pensamiento que hay dentro del bloque monolítico de la verborrea, o de la palabrería.Da la casualidad que todas esas opciones cuentan con su público, y que esas opciones y esos públicos no son excluyentes entre sí. Tan capaces somos de reconocer buena literatura tras una como tras la otra. Puede que haya días que nos mostremos más proclives a las florituras, a recrearnos en dar vuelta a un concepto y otros, mundo moderno y prisas que apremian, necesitemos ser asaeteados a frases certeras, cortas, directas, a contenidos sin relleno, todo sentimiento, cero superficie.