Respecto a lo que dice Talita sobre la gente que adora a Maradona, a mi me pasa lo mismo con los que usan camisetas del Che, los incondicionales de última hora de la gente que se muere (Soriano, Fontanarrosa, Spinetta, Pappo, Luca Prodan, etc) y me pasa lo mismo con los seguidores de Orsai que hablan del "olor de la revista". No hay nada tan insoportable como la gente que es incondicional a cualquier cosa que no sea a uno mismo
Cómo se echa de menos por aquí ese pertinaz cabreo mezclado con sentido del humor tan propio de Germán. Veo a los que intervinieron en esa pieza única, lo veo algo precipitadamente, he de reconocer, pues me mueve esa angustia propia de los domingos por la tarde, ese querer hacerlo todo antes de que anochezca y entremos en otra espiral de cinco días sacrificados al absurdo juego de la subsistencia, veo a Talita y veo a Karina Ocampo y creo que en ese diálogo multicontinental y multicultural pero monotemático está la esencia de la civilización moderna y seguramente el misterio de por qué no va a haber puñetazos entre nosotros, porque somos capaces de discutir hasta la extenuación y de sacar (al menos yo) conclusiones desproporcionadas por cómo un tipo acaricia la cabeza de su perro mientras lee, de elevarlas a aspectos capitales de la personalidad, y luego relativizarlas porque sí, quizás era el tipo que hizo el montaje del vídeo de marras, a lo mejor fue el tipo que se le había encaprichado un hijo de tener una mascota y prefería eso, prefería la imagen del perro a los pies del sofá que no al perro destrozando a dentelladas cualquier par de zapatos de precio prohibitivo.
No lo sé: Talita mencionó en FB momentos como ese, y yo, que soy de los que abogo siempre por mirar al frente y no vivir a expensas de la nostalgia, que es una carretera de un solo sentido, pensé un poco lo mismo, y pensé, quizás, tal vez, quién sabe, who knows, quizás algún día dés otra vez con la tecla, no desesperes, sigue probando, sube otra vez a rematar el gol que fallaste, sigue leyendo y sigue escribiendo y sigue enviando botellas al mar, porque los barquitos chiquititos (avisé de lo de cursi) que surcan estas aguas, puede que las tomen, las abran, y piensen, mira, sí, hoy, mira, sí, vamos otra vez a empezar.