Who's who. O sea. Mis bloqueadores. Relación seguramente incompleta, ya que es imposible obtener de la configuración de Twitter quién te ha bloqueado. Hay que ir accediendo a perfiles para encontrarte la situación.
Gente de derechas:
Debo reconocer que son las joyas de mi corona. No sólo por el logro intrínseco de irritar a mis enemigos favoritos, sino por el evidente prestigio que ello me otorga.Curiosos casos los de los políticos del teóricamente moderno y teóricamente impoluto partido denominado Ciutadans. Sus dos caras visibles más célebres, Albert Rivera y Jordi Cañas, me tienen bloqueado desde hace bastante. Parece ser que es una costumbre suya, y la verdad es que, con lo fácil que es provocar y lo pesadito que suelo ponerme, no puedo situar exactamente a raíz de qué. Supongo que en algún momento los arredraría para que me negaran lo que, sobre todo tras los resultados del 24-M se ha hecho evidente. Que son derecha recalcitrante, que se disfrazan de alternativa y son PP sin pedigrí ni encarcaramiento visible, y que, sobre todo, intentar pescar en río de aguas revueltas en base al engaño a su electorado.Sería más esperable ser bloqueado por los políticos del PP, pues a esos les he estado dando caña desde el principio. Pero mi balance ahí es bastante patético: ni Rajoy ni Sánchez Camacho han reaccionado. Sorprendentemente uno de sus últimos fichajes, Andrea Levy, me ha bloqueado en cuestión de días cuando la he interpelado, a raíz de su mención de 12000 muertos como resultado del proceso de independencia de Kosovo, sobre su posicionamiento y sobre cuál era el bando que había infringido víctimas a cuál. Respuesta: te bloqueo. Curioso: joven, mujer, catalana, con proyección, con un perfil donde sostiene ostentosamente un libro de la Matute. No aguanta dos asaltos de preguntas sin tono intimidatorio. A esta muestra cabe añadir algunos de los ejemplares cada vez más pintorescos de ultraderechistas (no sé, por eso, si este calificativo excluye al PP o a Ciutadans de ser calificados de ultraderecha) como Pío Moa o Norberto Pico, con quienes el cruce de comentarios ha ido por otros derroteros. Pero es que no puedo con la gente que defiende a esa gran mierda que fue Franco. Tengo trabajo pendiente, hay una tal Sandra España (...) que llena la red de estadísticas falsas comparando la vida bajo el dictador con la actual. Un objetivo como tal otro.Y a pesar de no haber desayunado durante muchos meses sin enviar un mensaje conteniendo solamente las palabras @ciuduran y "botifler" (veáse mi último post), no conseguí reacción alguna.
Gente teóricamente no tan de derechas.
Contador a cero: ni mis ataques a Pere Navarro, ni a su sucesor, Miquel Iceta, han contado con una réplica. Tampoco los del cada vez más famélico de lo que sea Joan Herrera.
Miscelánea
Puede ser que éste haya sido el detonador de este post (irregular, ininspirado, que se está empezando a alargar hasta tener ya que agradecer a quien haya llegado a estas líneas): Jordi Basté y Jofre Llombart. Los dos periodistas, los dos de RAC1, uno jefe del otro, los dos, teóricamente, o es lo que exponen (aunque tratándose de medios del grupo Godó, siempre hay que preguntarse si sostener esas posturas no es una actitud mercantilista más), partidarios del proceso de independencia. Y por qué me han bloqueado? En el caso de Basté, supongo que se hartó de que me quejara de su costumbre de hablar y especular sobre lo que no sabe, simplemente porque no se sabe estar calladito. Especulo con que se hartó de que le recriminara que no sabe pronunciar correctamente esta palabra: Liechtenstein. Incluso no teniendo idea de pronunciación en alemán, a poco que uno haya conocido pronunciaciones de otras palabras en ese idioma uno ve claras las sílabas Lij-tens-tain. Bien: el tipo no deja de decirlo mal: le mete letras que no están, se pasa la construcción silábica por el forro y dice Lien-chen-stein. La primera "n" se la inventa y la "t" la envía a tomar viento. Lo hace siempre. Le hace parecer, aún más, un puto paleto. Si quiere parecerlo, me da igual. Pero le recriminé varias veces su escaso empeño en mejorar siendo la cara visible de un programa de gran audiencia. Resultado: bloqueo.