Sábado 12 de marzo, 20:00 horas. Auditorio "Teodoro Cuesta". Concierto de Primavera: Banda de Música de Mieres, Antonio Cánovas Moreno (director). Entrada libre.
La próxima llegada de la primavera, al menos en el calendario, cuenta con una cita cultural que se ha convertido en un clásico dentro de la agenda de actividades de Mieres, una original forma de recibir la nueva estación y este año casi la Semana Santa, de la mano de nuestra Banda de Música (que ya tiene al fin escrita toda su historia y actualizada en la Tesis Doctoral defendida por el musicólogo local y percusionista de ella José Ramón Vidal Pereira). La banda nos ofreció a sus incondicionales seguidores un original programa, con estrenos y clásicos que conformaron un concierto del agrado del nutrido público que casi llenaba el auditorio de la Casa de Cultura.
Star Wars Saga es un espectacular arreglo para banda del trombonista y compositor holandés Johan de Meij (1953), un "compendio" de los temas más famosos de John Williams para la "triple" trilogía, conocimiento de primera mano del material humano y sonoro de una banda, demostrado en los diferentes motivos del genial compositor americano que pudimos disfrutar en cada sección con unas contraposiciones bien elegidas por el arreglista, casi recreador del original, desde los potentes metales a las delicadas maderas sumando una percusión segura, todo perfectamente conducido por el maestro Cánovas que sabe buscar y encontrar las partituras apropiadas a esta formación. No tenemos banda sinfónica pero por momentos sonó como tal.
De 1999 es Loch Ness (fantasía escocesa) del ya citado Johan de Meij, un poema sinfónico para banda, con la inclusión de dos gaitas escocesas (esta vez asturianas con Jorge Areces y Pablo Álvarez, director y componente respectivamente de la Banda de Gaites "Villa de Mieres"), donde cada sección tiene su importancia, especialmente las trompas y la percusión, corroborando el buen conocimiento del viento, incluso en máquina, con reminiscencias del Moussorgski de Una noche el el Monte Pelado que relatan en cinco movimientos ambientes con distintos tiempos y texturas, bien llevados por un Antonio Cánovas que parece dar en el clavo con el repertorio y poder sacar a flote con estos mimbres unas obras muy exigentes técnicamente, dinámicas amplias, rítmicas cambiantes y un lenguaje plenamente cinematográfico de lo más actual, que no suele faltar en los conciertos de las bandas de música.
Para acabar nada menos que el inmenso Danzón nº 2 del mexicano Arturo Márquez (1950) en arreglo para banda de Oliver Nickel, un mosaico de combinaciones afrocubanas y mexicanas con intervenciones solistas difíciles y bien resueltas, apostando por calidades tímbricas así como la base rítmica de verdadera solera y sostén para un universo melódico con un final trepidante bien entendido para banda.