Ahí tenemos el ejemplo de Alemania, donde el centro derecha y los socialistas gobiernan en coalición sin ningún problema y la sociedad alemana lo comprende perfectamente, viendo esos acuerdos como algo normal y lógico. Pero en España eso no va a pasar. O al menos no pasará con la naturalidad con la que ocurre en otros países de nuestro entorno. Porque aquí las direcciones de Partido Popular y PSOE no se pueden ni ver, aunque creo que el odio es mayor de los socialistas hacia los populares que en sentido contrario. Porque lo normal, lo más lógico, es que las dos principales fuerzas políticas de España se hubieran sentando, desde el día siguiente a las elecciones, para hablar y llegar a puntos de entendimiento, que los hay y muchos, porque al votante medio del PSOE le unen más cosas con un votante del PP que con uno de Podemos, y lo mismo con un votante del Partido Popular. Y es que el PP y el PSOE tienen muchos más puntos de encuentro que de diferencias, aunque sus respectivas direcciones estén empeñadas en ver lo diferente y agrandarlo al máximo. Por eso lo más lógico, lo que ocurría en las democracias más avanzadas, es que el Presidente del Gobierno fuera del Partido Popular, que para eso ha ganado las elecciones, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos; e, incluso, que estas formaciones entraran en el Gobierno de la Nación. Dejando a un lado a las opciones más radicales y extremistas. Pero cuando no hay acuerdo, cuando la lógica falla, se han de ver otras opciones, como la de que Pedro Sánchez forme un gobierno a la izquierda, pues es la única opción que le queda. Y eso no es criticable, porque en nuestro País la gente no vota directamente al Presidente, sino que vota a sus diputados para que sean estos los que lo elijan, por lo tanto, cualquier suma de diputados que dé para nombrar Presidente del Gobierno es tan válida como cualquier otra Y ante la posibilidad de que el PSOE acabe formando gobierno con Podemos y demás pelaje de la extrema izquierda, yo prefiero ir a unas nuevas elecciones y que la gente vote sabiendo las consecuencias de su elección. Al menos ya estamos avisados.
Ahí tenemos el ejemplo de Alemania, donde el centro derecha y los socialistas gobiernan en coalición sin ningún problema y la sociedad alemana lo comprende perfectamente, viendo esos acuerdos como algo normal y lógico. Pero en España eso no va a pasar. O al menos no pasará con la naturalidad con la que ocurre en otros países de nuestro entorno. Porque aquí las direcciones de Partido Popular y PSOE no se pueden ni ver, aunque creo que el odio es mayor de los socialistas hacia los populares que en sentido contrario. Porque lo normal, lo más lógico, es que las dos principales fuerzas políticas de España se hubieran sentando, desde el día siguiente a las elecciones, para hablar y llegar a puntos de entendimiento, que los hay y muchos, porque al votante medio del PSOE le unen más cosas con un votante del PP que con uno de Podemos, y lo mismo con un votante del Partido Popular. Y es que el PP y el PSOE tienen muchos más puntos de encuentro que de diferencias, aunque sus respectivas direcciones estén empeñadas en ver lo diferente y agrandarlo al máximo. Por eso lo más lógico, lo que ocurría en las democracias más avanzadas, es que el Presidente del Gobierno fuera del Partido Popular, que para eso ha ganado las elecciones, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos; e, incluso, que estas formaciones entraran en el Gobierno de la Nación. Dejando a un lado a las opciones más radicales y extremistas. Pero cuando no hay acuerdo, cuando la lógica falla, se han de ver otras opciones, como la de que Pedro Sánchez forme un gobierno a la izquierda, pues es la única opción que le queda. Y eso no es criticable, porque en nuestro País la gente no vota directamente al Presidente, sino que vota a sus diputados para que sean estos los que lo elijan, por lo tanto, cualquier suma de diputados que dé para nombrar Presidente del Gobierno es tan válida como cualquier otra Y ante la posibilidad de que el PSOE acabe formando gobierno con Podemos y demás pelaje de la extrema izquierda, yo prefiero ir a unas nuevas elecciones y que la gente vote sabiendo las consecuencias de su elección. Al menos ya estamos avisados.