Este año nos hemos aventurado a ir a Oporto, avión incluido, y Jordi nos ha respondido fenomenal. Un viaje a medio gas, para adaptarnos al peque, a sus comidas, a sus descansos... Porteo a tope con papá, porque yo me quede clavada de la espalda, el gordito encantado de ir todo el día abrazado a papá y el papá más contento que unas castañuelas de llevarlo. Por suerte nos hizo un tiempo agradable y no pasamos calor.
Ahora sólo nos queda pensar en la vuelta al cole y a la rutina, pero nos quedamos con un buen sabor de boca y ya estamos pensando en la próxima escapada.