¿Ya estamos llegando? 'si acabamos de empezar'

Publicado el 23 marzo 2011 por Manuhermon @manuhermon
Mi suegra ha contado muchas veces una anécdota de su nieta, mi sobrina; cuando era pequeña se la llevaron una vez, mi suegro y ella, sus abuelos, de vacaciones a la playa. Nada más ponerse en marcha el coche que salía del pueblo de la sierra de Madrid, la nena, su nieta, mi sobrina, preguntó si faltaba mucho para llegar. Y así varias docenas de veces durante el trayecto antes de llegar a la costa 400 km. después.
Esta parece ser la sensación de muchos españoles con la crisis, preguntan en los últimos meses si ya llegamos al final, de las reformas, de apretarse el cinturón y resulta que acabamos de empezar el camino de las transformaciones. La crisis empezó ya hace años, pero las reformas, transformaciones o cambios que tendremos que hacer, sean necesarios o no, acabamos de empezarlos, renqueando, trapicheando, un poco por aquí otro por allá, que parezca que cambiamos pero sin hacerlo mucho.
El termómetro del fracaso social que es el paro en el que casi la mitad de la población juvenil está aparcada o fuera de posible integración social, no marca mejoría, ni se lo espera, y seguimos lentamente nuestro camino al despilfarro de medio país, por arriba los mayores fuera, prejubilados, por abajo los jóvenes fuera, no entran. ¿Hasta cuándo resistirán las costuras?, porque después de las elecciones locales vendrán las generales y más tiempo perdido. Dice Ramoneda que es un empobrecimiento extraordinario de la vida colectiva, política, cultural, social, económica.
Hace meses en estas páginas abogaba por el ‘adelanto electoral’ porque era imprescindible dotarse de un nuevo contrato social para poder tomar decisiones firmes, rápidas y con fuerza, porque era necesario introducir a la ciudadanía en la dinámica de fin de etapa. No es el fin de ciclo del PSOE, es mucho más profundo, es el fin de una etapa de nuestra historia y seguimos sin debates adecuados y posibles alternativas ante los problemas. Se van remendando poquito a poco ante las quejas de que nos dejen como estamos, de que no nos muevan. Pero eso es imposible. Ni con poca ni con mucha oposición, ni con miles de movilizaciones nos quedaremos como estamos, con el edificio a punto de caer apuntalado por montones de sitios. Estamos perdiendo mucho tiempo y nada podrá ser abordado profundamente sin un gran debate nacional, que pueda dotar de alguna fuerza que ahora no tiene al gobierno de turno.
Los debates visibles a la izquierda son los referidos a nuevas opciones políticas, otros agrupamientos, que buscan esencias y nuevos lugares para la izquierda perdida, pero no aparecen debates sobre propuestas de crecimiento, o de reforma del tema competitividad, o de reforma energética, o reforma fiscal, o educativa, del sistema financiero, (sigue sin existir financiación en el mercado ni para inversión ni para circulante) de la Administración toda, o de incorporar mas I+D+i en tamaño suficiente como para que sea significativo (Estamos en el puesto 18 del ranking europeo y muy atrás de EEUU y asiáticos) las propuestas están situadas todas a la derecha económica e intelectual, no política (el PP no se pronuncia en casi nada, no aporta nada útil).
Esta semana (24 y 25) hay una reunión europea de máxima importancia para el euro y para España, y no conocemos que se hayan producido debates en los partidos políticos, grandes o pequeños, de izquierda o derecha y está en juego gran parte de nuestro futuro. Que falta de responsabilidad mas grande tenemos los españoles, por pereza intelectual, luego culparemos a los demás de nuestras penas o al sumsun cordan y no somos capaces de llenar la semana o el mes de discusiones entre partidos sobre el Pacto del Euro o de Competitividad.
Aquella situación de que el mundo rico, occidente mas Japón y Australia, con un 15% de población mundial aglutinara casi tres quintos de producción, se terminó. Poco menos de la mitad del crecimiento mundial en 2010, según el Banco Mundial, provino de países de rentas bajas y medias. Los nuevos protagonistas en los mercados globales han hecho su revolución y ésta consiste en comer para cientos de millones de individuos y disfrutar de estándares de vida aproximativos a los nuestros, para algunos millones de nuevas clases medias y decenas de miles de millonarios nuevos. Lo que más nos afecta de los cambios de esos países es la incorporación de cientos de millones de trabajadores industriales en condiciones mucho más precarias que las europeas.
Esta nueva guerra mundial es la que ha comenzado por ahora. Las subidas de precios de materias primas, las guerras por el tipo de cambio de algunas monedas, las luchas proteccionistas, están transformando el capitalismo conocido, haciéndolo en ocasiones nacionalista para protegerse de la globalización. En el fondo para nosotros una guerra mundial por los puestos de trabajo.
Los cambios necesarios no son una lista de propuestas que nos gustarían a cada uno. Serán una lista de puntos comprometidos con la ciudadanía y susceptibles de ser realizados, y ello implicaría que existan fuerzas suficientes para ponerlos en marcha. Tendrán que ser propuestas que modifiquen sustancialmente nuestra vida, porque de eso se trata de dar la vuelta completa al calcetín, de adaptarnos a nuevas realidades para ser sostenibles unos cuantos años, porque una lista de cosas que no cambien nada no servirá nada más que para caer más profundo al pozo.