Con razón temo al verano. Anoche ya sufrimos una de esas nochecitas toledanas, en las que la habitación marcaba 27.8 grados y era imposible pegar ojo.
Este año, mi máxima preocupación es cómo va a encajar mi hijo tanto calor nocturno, sobre todo viendo que ha salido tan caluroso como yo.
De momento, anoche durmió bastante bien y esta mañana no estaba ni sudado. En su habitación parecía hacer algo más de fresco, eso sí, porque la nuestra era un cocedero.
Con lo bien que se duerme en invierno, tapadita bajo el edredón...