Heme aquí.
De nuevo.
Sola frente a montones de azúcar glas y nubes de colores.
Mi hijo pequeño se declara en huelga (cual azafata de compañía aérea) y se niega a separar más nubecitas en dos montones. Alega que cada vez le planto más nubecitas delante, que no le dejo comerse ni un mísero cachito, y que encima su paga mensual de 2 euros lleva congelada más de cuatro años. Se me rebela el personal.
Echo de menos esa salivilla que dejaba al chuparse los deditos, pero debo reponerme y busco inmediatamente una solución: nubecitas exclusivamente blancas. ¿Dónde encontrarlas? Aquí, aquí y aquí.
A continuación me dispongo a relatar el método por el cual yo (y eso quiere decir que no es el único, ni posiblemente el mejor, ni probablemente el más adecuado) humilde aprendiz de fondantera (que me suena a algo muy redondo, que es como me voy a poner a este paso con tanto chute de azúcar) consigo (¡alabado sea el cielo!) un resultado bastante bueno y aceptable preparando fondant de nubes para la decoración repostera.
Mi familia, con ojos desorbitados y echándose las manos a la cabeza exclama: ¡Por Dios! ¿Otra vez vamos a comer tartas de flores? Pues sí, y al huelguista, doble ración.
Las fotos que aquí aparecen corresponden a una tarta de limón, la cual decoré con flores blancas y amarillas. La acidez del limón contrarrestaba perfectamente el dulzor del fondant. La segunda es una tarta “Red Velvet” . De color profundamente rojo en su interior quedó preciosa al cortarla y contrastar con el blanco de la cubierta.
FONDANT DE NUBES
Ingredientes y utensilios necesarios para 1 kg de fondant:
500 gr de nubes blancas
1000 gr de azúcar glas industrial
agua
margarina
1 bol grande apto para microondas
1 ensaladera
1 paleta de plástico duro
1.- Cortamos las nubes en cubitos, lo que facilitara su posterior fundido. Engrasamos con margarina el interior de un bol grande y echamos dentro las nubes.
2.- Nos mojamos las manos con agua corriente, las sacudimos un poco para evitar el exceso de agua, y revolvemos las nubes con ellas para que se humedezcan homogéneamente.
3.- En la ensaladera formamos un pozo con el azúcar glas. Es importante que el peso del azúcar sea el doble que el de las nubes. Ya lo tenemos preparado para recibir las nubes que fundiremos a continuación.
4.- Metemos el bol con las nubes en el microondas a máxima potencia durante 10 segundos. Transcurrido el tiempo, sacamos las nubes y las revolvemos un poco con una cuchara. En este punto habrán comenzado a fundirse, pero no del todo. Volvemos a meterlas otros 10 segundos, y de nuevo con la cuchara comprobamos si están más fundidas. Si sólo quedan unos pocos trocitos por fundir, no es necesario que volvamos a meter el bol, ya que con el calor que guardan las nubes y revolviendo con la cuchara terminarán por hacerlo.
Lo importante de este punto es que se fundan las nubes con suavidad, y que no alcancen una temperatura tan alta que se quemen. Lo conseguiremos si lo hacemos poco a poco, en periodos de 10 segundos, y comprobando siempre el resultado.
5.- Vertemos la masa resultante de nubes sobre el pozo de azúcar glas. Con la paleta de plástico vamos incorporando con movimientos envolventes el azúcar dentro de las nubes fundidas. Siempre vamos recogiendo azúcar de los lados y lo “cortamos” dentro de la masa. Poco a poco.
6.- LLega un momento en el que la masa no admite más azúcar. Es ahora cuando debemos volcarla sobre la encimera previamente espolvoreada con azúcar glas para poder amasarla.
7.- Nos engrasamos bien las manos con margarina y amasamos. Volveremos a untarnos las manos de margarina siempre que la masa esté muy pegajosa. Continuamos amasando con paciencia hasta obtener una textura suave, homogénea y elástica. Nos llevará unos 6 minutos más o menos.
8.- Dejamos reposar el fondant en la nevera, envuelto en dos capas de film transparente, y dentro de una bolsa con cierre. Al día siguiente ya tenemos el fondant preparado para recibir los colorantes y comenzar a trabajarlo. Me recuerda a cuando era niña y jugaba a hacer comiditas con plastilina.
Hasta aquí el proceso de “fabricación” del fondant. Para mí, lo más divertido es diseñar la tarta, mezclar colores, cortar, crear y formar la decoración, montarla, hacer que además de bonita, esté rica, para luego contemplar todo el esfuerzo invertido en crear una pequeña pieza de algo que se acerque, al menos mínimamente, a la belleza.