A última hora de ayer y a casi 12 horas del crimen del cabo Roberto Lucena, se produjo la detención del cuarto sospechoso de su muerte: otro adolescente integrante del “clan Acevedo” y como sus cómplices, con un frondoso prontuario.
El policía fue ultimado en avenida del Líbano y Ecuador en una Honda Wave, cuando morochorros intentaron quedarse con su motocicleta amenazandolo con un arma de fuego. Aunque estaba de civíl, él se identinficó como efectivo y en medio de la balacera mortal que sufrió les habría dicho: “llevate la moto, pero no me mates, tengo una familia que mantener”.
Aún así el logró herir a uno de ellos, J.R, de 17, quien llegó herido al Hospital Avellaneda y fue detenido a pesar de que sus familiares habrían asegurado que recibió el disparo en un intento de robo. Su apariencia coincidía exactamente con la que habían declarado testigos.
Pocos minutos más tarde, aprehendieron a G.A y E.F, de 16 y 17 años en allanamientos realizados en los barrios Juan XXIII (“La Bombilla”), “Trula” y “El Sifón”.
Fuentes policiales indicaron que la moto del efectivo fue incendiada en Los Pocitos, intentando borrar pruebas incriminatorias, mientras que el arma de Lucena con la que también huyeron fue abandonada en un galpón de Venezuela al 1.900.
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