by El Rincón de Ika · Published julio 9, 2018 · Updated junio 20, 2018
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Como bien sabes, el 80% de los signos de la edad vienen causados por la acción de los rayos UV, alterando el código genéticos de las células y acelerando su envejecimiento. Como sabes, durante los últimos años se ha dado gran importancia a la protección frente a estos, pero ahora que la batalla parece estar ganada, aparecen nuevos riesgos para el envejecimiento de la piel que plantean nuevos retos a la ciencia. Uno de ellos son los rayos HEV, también conocidos como luz azul, una luz de alta energía que, por desgracia, es más complicada que evitar incluso que los rayos solares.
¿Y por qué es tan complicado evitarlos? Básicamente porque los rayos HEV están por todas partes ya que no solamente se reciben del sol sino que también los aparatos electrónicos y pantallas como ordenadores o móviles emiten este tipo de luz, por lo que no es de extrañar que entre los primeros círculos donde se extiende la preocupación por la luz azul sea en bloggers e influencers que se pasan la vida pegadas a una pantalla. Su interés para controlar los efectos nocivos de estos rayos, residen en que penetran profundamente en la piel, dañando las capas internas de la dermis.
Como los rayos solares, debemos encontrar un equilibrio entre protecció y beneficios para disfrutar de sus ventajas sin caer en sus consecuencias negativas. De hecho, la luz azul que contienen los rayos solares es la responsable de regular ciertos aspectos del organismo como la regulación de los ciclos de sueño, actúa como antidepresivo y regula los atibajos hormonales, por lo que suprimirlos completamente de nuestra vida tampoco sería ni de lejos lo más adecuado.
Cuando la radiación penetra en la piel se produce ese estrés oxidativo que produce radicales libres en el organismo que destruyen las fibras de elastina y colágeno, básicas para mantener una piel joven y tersa, ya que en gran parte son las responsables de la elasticidad de la piel; por no hablar de las manchas o hiperpigmentaciones indeseadas que se pueden potenciar por el efecto nocivo de las radiaciones, ya sean rayos UV, HEV o IR (radiación infrarroja).
Respecto a cómo actúan estos rayos en la aparición de manchas, se debe entender en primer lugar cómo funciona la melanina en nuestro cuerpo, ya que no solo aporta tonalidad, también nos protege y permite disipar en torno al 90% de la radiación absorbida por la piel debido al calor, pero aporta una protección relativamente baja frente a los HEV, siendo insuficiente por tanto para protegernos de ellos teniendo en cuenta que estamos expuestos tanto de día con el sol como cuando anochece debido a la radiación de luz azul de pantallas de ordenador o televisón, móviles y tablets.