Revista Cultura y Ocio

Ya tenemos premiados en el Certamen de Relato Corto y Poesía de Navas del Rey

Publicado el 11 septiembre 2020 por Castillosenelaire
Ya tenemos premiados en el Certamen de Relato Corto y Poesía de Navas del Rey
Dos textos que evocan todo lo ocurrido durante el confinamiento

Navas del Rey hizo públicos los ganadores del XIV Certamen de Relato Corto y Poesía de la localidad, un concurso tradicional de cada verano casero que este año ha contado con muy poca participación en sus certámenes creativos taurinos, como en las modalidades de infantil y juvenil, por lo que dichos premios han tenido que ser declarado desiertos.

Ya tenemos premiados en el Certamen de Relato Corto y Poesía de Navas del ReySí que se entregaron premios a las mejores fotografías realizadas durante el confinamiento, cuyas ganadoras fueron Natalia Navas con Desde mi ventana y Paz Goñi con Agradecimiento en el confinamiento.

Julio Copete, de Navas del Rey, fue el ganador en el certamen de Relato Corto con Esperanza y el sanmartineño Gabriel Gallego se llevó el de Poesía con Héroes del Covid; dos textos que, como no podía ser de otra forma, han tenido el Coronavirus como punto de partida. 

El premio para cada uno de los ganadores fue un cheque regalo por valor de 50 € para compras en comercios de Navas del Rey.

Desde Castillos en el Aire queremos dar la enhorabuena a ambos autores por sus textos y os los ofrecemos aquí para que podáis leerlos y disfrutarlos.

ESPERANZA

Desgraciadamente se marchó hace unos meses cuando la guerra era más cruenta, cuando las bajas empezaron a hacer mella en nuestras filas, cuando más comenzamos a sufrir, cuando nuestros corazones comenzaron a partirse y el sufrimiento inundo cada segundo de nuestras, en ese momento, cruentas y tristes vidas.

Se marchó en silencio, sin hacer ruidos y aspavientos, sin avisar, en completa soledad, la Parca se encargó de todo.

Ayer, en la despedida oficial de mi amiga,  admirando desde la distancia los colores variados de los tonos campestres, sintiendo el olor del aire que quemaba mis fosas nasales al inhalar, escuchando el canto sofocante de la chicharra cercana, sentado a la cálida sombra de un sauce llorón y viendo el intenso azul celeste del cielo me di cuenta.

Todo parecía seguir igual.

Aparentemente nada había cambiado a pesar del encierro, la libertad del momento no variaba ni un ápice con relación a otros cercanos instantes vividos, salvo porque todos lucíamos rostros ocultos multicolores.

El mimetismo era absoluto, el silencio sepulcral solo era roto por el trinar de un pájaro en la lejanía y por el continuo regurgitar de la incansable cantante estival, instalada en la parte más abrupta de la corteza del pino más cercano.

Manteníamos tradiciones ancestrales de despedidas, con ligeros cambios en rezos y peticiones a lo más alto, sin poder sentir ese calor tan necesario de un adiós.

Sin embargo algo si era diferente.

La calidez de un beso, la ternura de un sincero abrazo, la presión de un apretón de manos habían sido sustituidos por el chocar de dos codos, el  topar de dos juguetones tobillos o por el de una tierna mirada sin gesto.

El pesar de los rostros ocultos hacia que los instantes siguientes al final del solemne momento fueran en todas las ocasiones duros y  muy complicados, haciendo más difíciles las inusitadas y sorpresivas despedidas.

En la lejanía del cálido horizonte, desde el azul del cielo teñido por el blanco de unas pequeñas nubes movidas en singular carrera por el aire del momento, aparecían marcados por unas oscuras sombras tus majestuosos y sinceros ojos, dándonos el calor que todos necesitábamos por lo duro de tu inesperada perdida.

Todos te recordaremos con cariño.

Hasta pronto amiga Alegría,  esperamos con inusitada impaciencia tu regreso, lucharemos sin descanso hasta conseguirlo.

Esperamos, a la par que deseamos, llegues acompañada de la mano de tus queridas Sonrisa e Ilusión, que unos días antes habían partido en silencio como tú, sin que los que tanto las apreciábamos pudiéramos despedirnos de ellas como  realmente se merecían.

Volver pronto, os esperamos con Esperanza.

HÉROES DEL COVID

Desde mi infancia arropaba
galas de antifaz y capa.
Desde niño deseaba
ser el héroe sin espada.

Desde hoy me llaman necio
por pedir tantos deseos;
pues desconocía el precio
de arrastrarse por los sueños.

Ni lo aprecio, ni lo quiero
soy un hombre ante este miedo.
No castigues de guerrero
a este bienhechor impuesto.

No somos de Dios o eternos.
No somos la luz del cielo.
Somos el error del pueblo 
por su destreza de hielo.

No aplaudas con tu mal verbo,
agradece con tus hechos,
colabora con tus gestos
por defender tus derechos.


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