Robert Blake y Jane Mounton hace unos 50 años propusieron una matriz del liderazgo basada en los estilos de "interés por la gente" y de "interés por la producción" que ha sido una base de estudio de modelos de liderazgo y estilos de gestión de equipos. La matriz Blake&Mouton ha sido fuente de inspiración del concepto de Equipo y cuyo modelo se representa desde dos perspectivas diferentes para evaluar y diagnosticar cómo es verdaderamente un Equipo: el eje de la productividad (tareas) y el eje de la positividad (relaciones). “Quién no desea en su empresa u organización formar parte de un equipo altamente positivo y productivo. Pasamos al menos 8 horas diarias con los mismos colaboradores, compartiendo objetivos, queriendo estar en un espacio de bienestar, sentirse uno mismo útil y exitoso”. Esto me hace pensar que una de las primeras intervenciones que se debería abordar para encaminar un equipo hacia su máxima eficacia es la realización de un Diagnóstico del Equipo para darnos una instantánea en variables de positividad y de productividad. Este diagnóstico debe ofrecernos información de valor para el Equipo que nos ayude a saber cómo está, qué hacer y para qué. Información sobre… - Conocimiento real de la situación del equipo y de los roles de cada miembro. - Estado de factores clave relacionados con la tarea, las relaciones y el campo emocional del equipo. - Evaluación del valor agregado del equipo a la organización.
Desde ahí se debería diseñar un plan de trabajo específico complementado con un proceso de Coaching relacional en la dirección que el equipo precise según su situación de partida y utilizar unas herramientas u otras para llevar al equipo a un crecimiento y un desarrollo dirigido a desvelar todo su potencial y crear un equipo de alto rendimiento, con alta productividad y alta positividad, sostenible en el tiempo