Ya vienen los Reyes

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

…y este año les hemos acompañado…

Pues sí, tal y como lo lees, este año hemos acompañado a los Reyes Magos, y hemos participado, las Chocolatinas y yo, en la Cabalgata de los Reyes Magos de Cornellà de Llobregat.

¿Que cómo ha sido eso? Pues mira, te voy a contar un secreto, y espero que me lo guardes. Es que resulta que el abuelo de las Chocolatinas, o sea mi señor padre, es… bueno, ¡es el Rey Baltasar! Y este año, me llamó, me dijo que tenían mucho trabajo y muchos juguetes que repartir, y me preguntó si nos gustaría acompañarle.

Además, coincide con que el cumpleaños de Chocolatina Mayor es el cinco de enero, y este año, que ha cumplido seis añazos, su abuelo decidió que podría ser un buen regalo llevarla en la carroza del Rey Baltasar a repartir regalos y caramelos.

Las niñas, como podrás imaginar, se lo pasaron de miedo, ¡pero es que yo también! Para mí ha sido toda una experiencia ver la admiración con la que los niños pequeños miran a los Reyes Magos. Que, a ver, a la que devienes madre, y lo vives con tus hijos, ya lo ves, pero poder participar de esa magia, de ver a los niños entusiasmados, emocionados… eso, la verdad, no tiene precio.

Aún así, no es solo la inocencia de los más pequeños la que emociona: las ganas que ponen muchos adultos también son dignas de mención. Cómo aplauden y jalean al paso de las carrozas, cómo incentivan y promueven la ilusión de los más pequeños de la casa, cómo, ese día, se olvidan de que son guardianes de uno de los mayores secretos… y vuelven a disfrutar como cuando fueron niños. Sensacional.

Quitando la parte mágica, y yendo a la parte práctica, me gustó muchísimo la organización de toda la cabalgata. Éramos muchísima gente participando, y no vi desorganización ni caos en ningún momento -o no me dio la sensación; que ya se sabe que, cuando uno está dentro del sarao, no ve la paja en el ojo-, y ya se sabe que, cuando se organizan actos de este calibre, puede pasar de todo.

Estuvimos acompañados durante todo el trayecto por la Guardia Urbana de Cornellà de Llobregat, y por la Cruz Roja y, que yo sepa, no hubo incidentes (en caso de que los hubiera, espero que no fuese nada trágico, como lo sucedido en Málaga. Una pena).

A destacar: el afán con el que la gente recoge caramelos ese día. Me sorprende mucho esa compulsión con la que los adultos se tiran casi en plancha a por los caramelos. Nunca lo he entendido. Entiendo que a los niños les haga ilusión recoger caramelos; pero me parece inverosímil que los adultos lleguen a enfadarse si no les tiras caramelos, cuando ya tienen una bolsa llena. En algunos momentos me dio la sensación de que reclamaban los caramelos como quien reclama un derecho constitucional. Parece que exagero, pero no.

Evidentemente, cuando en nuestra carroza se acabaron los caramelos, llegaron las malas caras de algunas personas. Increíble. Entonces ahí se empezó a ver una mezcla de reacciones, entre las personas (pequeños y grandes) que seguían saludando efusivamente al rey Baltasar -porque iban a ver a los Reyes Magos-, y las personas que nos miraban entre indignados y decepcionados porque ya no llevábamos caramelos (y de quienes pude oír comentarios despectivos, de muy mal gusto, que no pienso reproducir aquí).

Quitando lo que te acabo de contar, me alegro muchísimo de haber contado con el privilegio de haber participado, por una vez en mi vida, en algo tan bonito y tan ilusionante como es participar de un poquito de magia que tiene algo tan especial como la Noche de Reyes.